FLORINDA... ¿QUÉ HACES CUANDO TE LEVANTAS?

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Cuando aparece el sol sobre el horizonte y el sueño se retira, como la luna. ¿Qué haces tú cuando te levantas por la mañana? Pones la televisión, o tal vez la radio para escuchar noticias. Seguro que si lo haces, podrás escuchar tantos datos malos, que roben tu buen humor y te dejen el corazón encogido. Porque raras veces dan noticias para levantar el ánimo. Quizás no halla mala intención, pero el resultado siempre es el mismo.

Creo que nada más levantarnos, podríamos respirar hondo y dar gracias por estar vivos, por ejemplo; dejar de dar vueltas a esos pensamientos negativos que nos acechan continuamente y, como si abriéramos una ventana a un lugar fantástico, dejarnos llevar por esa corriente hermosa que te haga sentir la grandeza de la vida, la belleza de la naturaleza. Si conseguimos conectar de buena mañana con un ser bondadoso, de esos que lo primero que hacen es regalarte una sonrisa, nuestras sensaciones mejoran y podemos experimentar esa alegría que en realidad está dentro de nosotros. Porque, deteneros a pensar en esos momentos en los que habéis sentido verdadera alegría. Por un acontecimiento importante, o mirando un paisaje tan bello que te estremece y te obliga a reconocer la belleza que encierra nuestro mundo. Si la sentimos, es que es nuestra, la llevamos dentro. Entonces, no dejemos que nos roben algo que nos pertenece, que forma parte de nuestro ser.
También es verdad que estamos viviendo una situación desastrosa; por culpa de la ambición y la inconsciencia de algunos, que en lo que realmente piensan es en amasar grandes fortunas, aunque para eso tengan que vivir los ciudadanos, incluso en la más absoluta pobreza.
Pero no podemos permitir que también nos roben nuestra paz interior que sólo es nuestra. No digo que no luchemos dentro de nuestras posibilidades, pero sí os pediría que luchéis por esa alegría que llevamos dentro. Pensar en todas las cosas buenas, que estoy segura que tenéis. A veces, en momentos de aquellos que te sientes tan mal que te cuesta respirar, entonces me gusta pensar en lo grande que es el universo, en esas galaxias que ni siquiera conocemos. Llegado a ese punto, restamos importancia a las cosas, porque además de ser inevitables, podemos situarlas en una esfera tan pequeña comparándola con lo que hay ahí arriba que ni podemos imaginar. Por lo tanto, somos tan pequeños como una hormiga. Y a pesar de eso, vaya maldad que circula por el mundo.
Otro día os contaré mi sueño, que tiene mucho que ver con lo que acabo de escribir.
Florinda