
"Cuando llegó su primer día de colegio, Pablo y Ramón asistieron aterrorizados al cambio que ese día experimentaron sus vidas.
Primero vieron cómo se cerraba una puerta con barrotes de hierro, unos barrotes que les impedía la salida al mundo exterior, aquel que ellos habían visto siempre abierto. Poco después contemplaron consternados cómo se cerraba otra puerta y quedaron enjaulados. Pensaron entonces en el canario del vecino del segundo A, y en el periquito que tenía encerrado en una preciosa jaula la señora Manuela de los bajos, y entonces sintieron una tierna compasión por los pajarillos."
L.M
Primero vieron cómo se cerraba una puerta con barrotes de hierro, unos barrotes que les impedía la salida al mundo exterior, aquel que ellos habían visto siempre abierto. Poco después contemplaron consternados cómo se cerraba otra puerta y quedaron enjaulados. Pensaron entonces en el canario del vecino del segundo A, y en el periquito que tenía encerrado en una preciosa jaula la señora Manuela de los bajos, y entonces sintieron una tierna compasión por los pajarillos."
L.M
3 comentarios:
María, me encanto el fragmento. Espero que tengas mucho éxito con él, ya que de la cotidianidad sacas enseñanza. Un beso, Tomás
Ahora lo he leído. Amanecer es fantástico. Muchos deberían pararse a pensar lo que cuenta esta historia.
Rober
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