POEMAS A MI PADRE
LA PEZA. 1977
Silencio
Las alamedas desnudas lloran.
¡Silencio!
Como me pesa la muerte,
tu ausencia, padre,
y el cielo.
Baja en silencio la noche,
llorando viene.
¡Silencio!
¡Cómo me pesa la duda!
De la nada
o de lo eterno.
Búsqueda
Vengo padre del pinar,
de los encinares vengo,
de escucharte en los ruidos
y sentirte en los silencios.
Busco tus huellas queridas
que dejaste por los huertos.
Los brazos me duelen padre,
de abrazar tanto el recuerdo.
Confusión
A veces padre te siento.
¡Estás tan cerca de mí!
Siento... ¡qué extraño sentir!,
que he sido yo quien ha muerto
y eres tú, quien vive en mí.
Dolor
Llora...la pobre higuera vieja.
El agua de la acequia se desborda
para besar tus huellas.
Una rama se quiebra,
un lamento.
Han gritado tu nombre,
es el viento
que te busca en el río, padre mío.
Un ruiseñor te canta.
¡Ay dolor!
Es un llanto doliente,
tristemente
viene asomando el sol.
Junto al fuego
Recuerdos... Soledad... dolor...
Tu ausencia junto al fuego
y un ansia de llorar que todos contenemos.
Miramos extrañados la vieja mecedora,
en tu rincón vacía,
nos miramos...
y todos los recuerdos se agolpan dulcemente,
los hacemos presentes,
y una risa se escapa y se une a la tristeza
y otra vez el silencio
y otra vez la nostalgia.
¡Qué tristes son las noches
pasadas junto al fuego!
Sin ti, padre, ¡qué triste
se nos quedó la casa!
¡Qué lentos y pesados
se nos hacen los días!
¡Qué largas las veladas!
que hasta el viento que sopla
constante, en la ventana,
con su voz larga y fría,
parece que te llama.
¡Ay noche perezosa!
Dale ya paso al alba.
Despierta los ruidos,
que duermen en las ramas.
Quiero ir a la presa,
quiero ver sus paratas,
los álamos del río,
las mimbres y las zarzas.
Andaré por la orilla del Caz,
y allí, en la presa,
buscaré tus pisadas,
tu alma soñadora,
tu alma de poeta enamorada,
y bajo aquella higuera del balate,
donde tú tantas veces te sentabas,
te llamaré mil veces:¡Padre! ¡padre!
Que ya sólo me queda... la palabra.
Cele Lopez.
LA PEZA. 1977
Silencio
Las alamedas desnudas lloran.
¡Silencio!
Como me pesa la muerte,
tu ausencia, padre,
y el cielo.
Baja en silencio la noche,
llorando viene.
¡Silencio!
¡Cómo me pesa la duda!
De la nada
o de lo eterno.
Búsqueda
Vengo padre del pinar,
de los encinares vengo,
de escucharte en los ruidos
y sentirte en los silencios.
Busco tus huellas queridas
que dejaste por los huertos.
Los brazos me duelen padre,
de abrazar tanto el recuerdo.
Confusión
A veces padre te siento.
¡Estás tan cerca de mí!
Siento... ¡qué extraño sentir!,
que he sido yo quien ha muerto
y eres tú, quien vive en mí.
Dolor
Llora...la pobre higuera vieja.
El agua de la acequia se desborda
para besar tus huellas.
Una rama se quiebra,
un lamento.
Han gritado tu nombre,
es el viento
que te busca en el río, padre mío.
Un ruiseñor te canta.
¡Ay dolor!
Es un llanto doliente,
tristemente
viene asomando el sol.
Junto al fuego
Recuerdos... Soledad... dolor...
Tu ausencia junto al fuego
y un ansia de llorar que todos contenemos.
Miramos extrañados la vieja mecedora,
en tu rincón vacía,
nos miramos...
y todos los recuerdos se agolpan dulcemente,
los hacemos presentes,
y una risa se escapa y se une a la tristeza
y otra vez el silencio
y otra vez la nostalgia.
¡Qué tristes son las noches
pasadas junto al fuego!
Sin ti, padre, ¡qué triste
se nos quedó la casa!
¡Qué lentos y pesados
se nos hacen los días!
¡Qué largas las veladas!
que hasta el viento que sopla
constante, en la ventana,
con su voz larga y fría,
parece que te llama.
¡Ay noche perezosa!
Dale ya paso al alba.
Despierta los ruidos,
que duermen en las ramas.
Quiero ir a la presa,
quiero ver sus paratas,
los álamos del río,
las mimbres y las zarzas.
Andaré por la orilla del Caz,
y allí, en la presa,
buscaré tus pisadas,
tu alma soñadora,
tu alma de poeta enamorada,
y bajo aquella higuera del balate,
donde tú tantas veces te sentabas,
te llamaré mil veces:¡Padre! ¡padre!
Que ya sólo me queda... la palabra.
Cele Lopez.
COMO PODÉIS COMPROBAR, LAS PALABRAS DE NUESTRA POETA CONOCÍA, SE DESLIZAN CON SUAVIDAD, HASTA ESE RINCÓN DEL SER QUE LLAMAMOS SENTIMIENTOS.
María
7 comentarios:
Bellisimo,es increible como se puede trasmitir tanto amor por un padre en un puñado de letras...Genial,me ha parecido precioso.
Gracias Maria.
Pd.si me lo permitis me quedo con un trocito..."CONFUSIÓN"
¡Precioso! Me faltan palabras.
Una auténtica maravilla de poemas.
En cuanto al dolor que expresa tu amiga, ya sabes las cosas en las que yo creo.
Vivo en la confianza de que jamás perdemos a nadie. Se marchan de nuestra vista, pero siguen estando con nosotros.
El sentiento que demuestra esta poema apasionada es algo enternecedor. Al parecer, todos sus poemas tienen alma.
Gracias María por ensenarnos estas letras que no están al alcance de todos nosotros. Gracias por tu alma generosa.
Saludos.
Luis.
Precioso,me ha emocionado,éstos sentimientos pero expresados de diferente forma me los trasmitió mi padre por mi abuelo,igual Asun se acordará,las tiene escritas en sus memorias...precioso María.
Un fuerte abrazo.
Apreciada Edurne:
Estoy contenta de saber de ti. Espero que esteis bien.
Besos.
María.
Que claramente trasmite Cele su sentir.
No tiene desperdicio.
Me ha encantado.
Gracias María.
María,paso por tu blog cada día me encanta como escribes pero no siempre dejo comentario.
Un abrazo muy especial,nos acordamos de tí con cariño.
Besos
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