sábado, 19 de marzo de 2011

LÁGRIMAS...RELATO CORTO

florflores.com

LA MARGARITA PIDIÓ A SUS VECINOS, QUE CUANDO SALIERA PATRICIA DE SU CASA Y PASARA JUNTO A ELLOS, DEBÍAN GRITAR TODOS A LA VEZ PARA LLAMAR SU ATENCIÓN. HABÍA TANTA RESOLUCIÓN EN SU VOZ QUE TODOS LA OBEDECIERON.


-VAS POR BUEN CAMINO, LE HABÍA DICHO EL ROBLE.

Una mañana, en el momento en que Patricia abrió la puerta, todos de acuerdo se pusieron a gritar. Era un rumor que se elevó en el aire, un murmullo que le acariciaba a la joven los oídos y le infundió un pensamiento de esperanza, obligándola a levantar la cabeza para mirar su jardín. El rumor parecía brotar del centro de la tierra y era muy poderoso.
Se quedó perpleja: Allí, delante de sus ojos, como si emergieran por arte de magia la envolvían todas las plantas de su jardín, ¿cómo era posible?, si la tormenta se lo había arrebatado todo. Ella las creía perdidas para siempre, ¿qué clase de milagro era aquel?

Una Margarita blanca la miraba con tanta insistencia que no pudo por menos de acercarse. Cuando estuvo cerca de ella para examinarla, creyó escuchar que algo palpitaba dentro de la flor como si fuera un corazón. La acarició con ternura y mientras percibía aquel tacto, fue como si la sabia de la flor pasara a través de su piel, cambiando aquel estado de tristeza y melancolía que llevaba consigo desde el mismo día de la tormenta, cuando creyó haberlo perdido todo. En ese preciso momento, la invadió un estado muy parecido a la felicidad, era una sensación casi olvidada. Entonces le dijo a la planta:

-¿Cómo podría recompensarte por mi abandono, mientras tú seguías fiel a tu ama?


La Margarita se estremeció de gozo, en otro tiempo ni se hubiese atrevido a responder, sin embargo ahora, después de todas las enseñanzas del maestro, no había empresa imposible para ella.


-No, pero si no me abandonaste nunca, Sólo estabas triste y las lágrimas lo nublaban todo, cuando ese agua salada tapa los ojos, no se pueden ver las estrellas.


Aquella voz melodiosa y llena de cariño llegó hasta los oídos y traspasádolos llegó hasta su cerebro. Patricia sorprendida miró a la Margarita llena de agradecimiento.


-No sabía que podías hablar.

La inteligencia vegetal encogió una rama con un gesto entre el orgullo y el pudor, llena de amor hacia su ama.

-De todas formas, le dijo la flor, -quisiera pedirte un favor.

-Lo que tú quieras, respondió Patricia.

-¿Ves aquella Margarita de colores al fondo del jardín?

La dueña miró con atención pero no vio nada.


ESTAMOS CASI AL FINAL DEL TAN ANHELADO ENCUENTRO.

María

3 comentarios:

Mary dijo...

Si se pone corazón en las cosas somos capaces de escuchar la voz del silencio...espero ese encuentro con muchas ganas.

Un beso:O)

Olga dijo...

Por la emoción que se siente al leer este relato,presiento que el esperado encuentro no ha de tardar.

PRECIOSO!
Un abrazo María.

Saludos amigos/as.
Olga.

Sol dijo...

Qué bonito es este relato, y qué frase tan bonita la de Mari, cuando dice que somos capaces de escuchar la voz del silencio.
Un abrazo para todas y todos.
Sol