Soledades, hojas sueltas,
me va trayendo la tarde,
sombra a sombra, una tristeza.
Van pasando, silenciosas,
soledades de alamedas.
En mi casa abandonada,
las nostalgias se congregan.
Soledades de barrancos
oscuros por las laderas.
El viento, rabioso y solo,
aulla sólo en la sierra.
¡Ay de mi casa vacía!,
donde mi infancia, hecha piedra,
sueña con camas mullidas
y ventanas siempre abiertas.
Mi casa, sola, vacía,
abandonada y tan vieja...
y una niña, con sus manos,
intentando sostenerla.
Cele Lopez
4 comentarios:
Entrañable ese recuerdo de tu casa, romántico como son tus poemas.
Saludos para todos
Nadie quiere desprenderse de sus recuerdos y mantiene los cimientos firmes en el corazón,precioso Cele.
Un beso para tod@s
Una vez más, hay que quitarse el sombrero ante lo bien que esta mujer escribe.
En otro orden de cosas, no comparto la tristeza por los tiempos pasados.
Nos toca hacer de cada tiempo, de cada lugar, nuestro hogar. Nos toca abrir bien los ojos y descubrir las ventanas abiertas y "luminosas" de nuestro aquí y ahora.
Yo lo creo así.
ME HA ENCANTADO Y EMOCIONADO
LAS CASAS PERDURAN Y NUNCA MUEREN
SOBRE TODO EN LAS QUE HEMOS PASADO LA INFANCIA.
BESOS ELVIRA
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