martes, 28 de febrero de 2012

TENGO UN NUEVO AMIGO QUE SE LLAMA MARIO

yomelocomería

Mario, Antonio el Cocodrilo, un animal enorme que no sé como se llama, cochecitos y otras cosas más, son las que vi una tarde que fui con la yaya a la casa de una amiga suya. Hasta un andador encontré en el comedor y así podía ir a todas partes solo. También estaba la mamá de Mario, claro, si íbamos a verla a ella: se llama Mari y creo que es una mamá estupenda. Ella decía que me conocía la mar de bien; pero la verdad es que yo no me acordaba de haberla visto antes.
El Cocodrilo Antonio me recordó a mi Mono Gabriel, no sé por qué, pero nada más verlo pensé en mi Mono, es uno de los juguetes que más quiero. A lo mejor el Cocodrilo Antonio, es el animal al que más quiere Mario. La verdad es que lo pasé muy bien jugando con mi nuevo amigo. Antes de irme la mamá de Mario quiso regalarme un cochecito precioso con el que yo estuve jugando, pero sin pedírselo ni nada, sólo porque ella quería. Cuando llevábamos  un rato jugando con Mario y sus juguetes, llamaron a la puerta y era mamá que venía a buscarme para irnos a casa. Eso es lo bueno que tiene ir a muchos sitios, porque lo paso muy bien, pero siempre viene mamá o papá a buscarme y nos vamos a casita los tres...
El otro día fuimos mamá y yo a merendar a casa de Cari, ya sabéis, ella es una de las chicas que también son titas, y cuando era tan pequeño como una mosca a ella le decía Sacarina. Es un secreto, pero hoy os lo cuento sólo a vosotros: todas me miman un montón, eso es porque me quieren mucho y siempre dicen: vamos a quedar para merendar, aunque yo creo que lo que quieren es verme a mí, pero yo, más a ellas todavía.
Esa tarde estaba Joel, que es el niño de una de las titas que se llama Vicenta. Estuvimos jugando los dos toda la tarde, porque aunque él es más grande quiere jugar conmigo, y lo pasé estupendamente. Esta palabra la aprendí esa tarde y me gusta.
También fueron a merendar: Ana Bioque, Yoyo, y Mónica y desde luego la mamá de Joel. 
Ya he aprendido muchas palabras, aunque cuando no quieren venir no las encuentro en mi boca, es como si se fueran volando, porque yo las sé. Lo que puedo decir siempre es mamá y papá, las encuentro siempre que quiero. Pero a veces cuando quiero decir tita, tito, yaya o yayo, sale otra cosa parecida. Pero no pasa nada, porque parece que eso también vale. Lo importante es que las sé y están en mi cabeza. También sé decir mi nombre y el de mi amigo Pablito que es un muñeco que siempre me habla, no sé cómo lo hace. Tiene una nariz roja y muy redonda y a mí me gusta mucho apretarle. También tengo un gatito blanco precioso que dice miau y él también es amigo de Pablito: ya sé decir su nombre también: Miau...
Estoy muy contento porque puedo andar por todos sitios solo con mi andador, bueno, mi andador es cualquier cosa  donde pueda apoyarme para ir a donde me apetezca. Lo hago en mis dos casas, con mis papis y con los yayos. A veces me quedo de pie sin cogerme a ningún sitio. Entonces pienso: ¡venga, ahora iré solo sin cogerme a ninguna parte!, pero a la hora de hacerlo no me atrevo. A lo mejor es porque todavía soy un poco pequeño, aunque no tanto. No sé yo lo grande que tengo que ser para ir andando completamente solo. Un día de estos probaré a ver que pasa.
Todavía jugamos con los cubos que me regaló mi amigo Hugo y Nina: la yaya hace una torre grande, yo en cuanto empieza quiero tirarlo, pero ella dice; espera, espera..., y aunque alguna vez hago la travesura y lo tiro antes de tiempo, casi siempre espero de verdad y cuando dice. -Ya puedes, los tiro por todas partes y nos reímos un montón. Otra cosa que he aprendido es a sacarlos uno a uno, luego los coloco otra vez como estaban. eso me gusta mucho hacerlo solo sin que nadie me ayude y me divierto muchísimo. Cuando los guardo todos los yayos dicen- . Bien...
Cuando me canso, cogemos un cuento muy gordo que tenemos con un montón de cuentos. Lo que más me gusta hacer es pasar las hojas muy rápido, la yaya dice que lo hago como un cohete, pero es que me entra un nervio que no puedo parar. Entonces la yaya me cuenta un cuento.
Otro secreto que os os voy a contar, es que cuando tengo el libro sólo con el yayo, no sé por qué pero siempre se rompe alguna hoja.
Otro día fuimos a la biblioteca a ver a una amiga de la yaya y le enseñó a mamá como se hace una bufanda. Se llama Aurèlia y es la mar de simpática. Estar allí fue muy divertido. Me preguntaba ella cuantos años tenía y yo estaba muy orgulloso porque sabía decirle que tenía uno. lo digo levantando un dedo que es como me han enseñado, pero es muy importante poder decir los años que tienes aunque sea con un dedo. Podría decirlo con palabras, porque sé muchas, pero ya os he dicho que cuando las busco en mi boca muchas veces no las encuentro. Otras veces cuando estoy tranquilo vienen solas y entonces las voy diciendo aunque no me pregunten nada. Tengo ganas de encontrarlas siempre que me pregunten. A ver si las palabras se portan bien y vienen cuando yo se lo digo.
Qué sueño que tengo.
Bona nit.
Alan

3 comentarios:

Mary dijo...

Sabes???? Mario estará encantado de que vuelvas a jugar con el y su cocodrilo cada vez que quieras,estoy segura.

Muuuuuuuak guapisimo¡¡¡¡¡

Sol dijo...

Cómo disfruto con las cosas que nos cuentas Alan. Ya hacía días que no las leía y tenía muchas ganas. Cómo puedes estar cada día más guapo. Un besito muy fuerte.
Abrazos para todos

Anónimo dijo...

Ayssss qué grande estás campeón. Y como te lo pasas con los abuelos.