julisantiago worsdpress
A Miguel Hernández
Eras niño de nardos y azucenas
prendido a resplandores siderales,
humilde y generoso a manos llenas,
difícil de encontrar entre mortales.
Eras pastor curtido en muchas penas
y pocas alegrías terrenales,
volcán tu sangre en gélidas arenas
y frágil cuerpo a pérfidos puñales.
Tus versos, alegría del rebaño,
pintaban la hermosura y transparencia
a vivas aguas de inmortal paisaje.
Pastor, que nunca a nadie hiciste daño,
cómo crucificaron tu inocencia,
mas no tu amor de riesgo y de coraje.
Francisco Quintana
2 comentarios:
Bonito homenaje SI SEÑOR¡¡¡
Feliz verbena para todos¡¡¡
Un beso
Este poema hace honor a los versos del malogrado poeta. Nunca los hombres dejan de equivocarse.
Precioso Quintana.
Saludos
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