miércoles, 30 de enero de 2013

EL SUEÑO DE FLORINDA

    periodistadigital.com

Soy Florinda:
Acabo de leer un artículo, en el que se le pone nombre y cara a los ladrones respetables. Caras tan conocidas, que se han metido en nuestros hogares miles de veces gracias a la televisión y a su categoría. Hombres importantes: ejecutivos de alto rango, deportistas famosos, etc etc. Estos respetables señores han defraudado a hacienda, tantos millones, que yo, pobre de mí, en algunos casos, había tantos ceros que ni sabía leer la cifra. Y digo yo, como hacienda dicen que somos todos, entonces quiere decir que nos han defraudado a todos. Pero sin embargo, aunque tú tengas noventa y cinco años y te cueste llegar a fin de mes, hacienda, o sea nosotros, te perseguimos y te acosamos para cobrarte a veces una miseria, pero que para la pobre pensionista significa poder comer ese mes en curso.
No sé si es por eso, que esta noche al meterme en la cama, mi cabeza se ha vuelto loca soñando.
Estaba todo oscuro. Era un campo grande y estaba rodeada de árboles. A pesar de la poca luz, se distinguía una zona inmensa de vegetación, que producía unos olores suaves y agradables. Una paz infinita reinaba a mi alrededor. De pronto: una nave extraña apareció en el cielo y en cuestión de segundos vino a parar a mis pies. Mi respiración creo que se congeló y me quedé con la boca abierta, los ojos, más grandes de lo que hubiera imaginado. Cuando ya no pude más empecé a respirar, porque si no lo hago en aquel preciso momento, o respiraba, o ya no hubiera respirado nunca más. Os aseguro que fue una gran impresión.
Respirando ya con cierta normalidad, me dispuse a no moverme de allí hasta descubrir qué era aquel artefacto. Pero tampoco fue valor. Porque a lo mejor habéis pensado. Mira, se hacía la valiente. Tendríais razón. lo cierto es que no me podía mover del sitio. Mis pies tenían un pegamento que me obligaba a permanecer en ese sitio concretamente. Mis rodillas temblaban sin poder remediarlo. Así pasaron minutos, que a mí me parecieron horas, o a lo mejor semanas.
Se abrió la puerta de aquel artefacto y una luz potente me cegó la visión obligándome a cerrar los ojos. Cuando fui capaz de abrirlos, vi cómo de la puerta descendía un hombre de unas dimensiones poco comunes a los humanos. Era un hombre que llevaba el cabello largo que le caía sobre los hombros: sus ojos eran de un azul profundo como el cielo y la expresión de su cara era tan afable, que en aquel momento dejé de sentir ningún tipo de recelo. Entonces  sonreí. Eso creo que le gustó y se acercó un poco más. Justo delante de mí era todavía más grande. Se podría decir que yo no le llegaba a la cintura.
-Hola Florinda.
Quedé atónita. Una cosa es ver a un extraterrestre, y otra muy distinta, es que él además conozca tu nombre. Como no podía hablar porque tenía la boca seca de la impresión, al fin el dijo de nuevo.
-¿Que pasó con tu sueño?, habéis conseguido poner en marcha la economía?
-No señor, todo se quedó en un sueño. Pero le aseguro que muchas personas estaríamos dispuestas a llevar a cabo lo que parecía una quimera. ¿Sabe usted la manera de ayudarnos?, porque aquí los que mandan no dan un paso, sino es para asegurarse su presente y su futuro. Creo que a los que obstentan el poder no les importa nadie que no sean ellos. ¿Uste que cree?
-Yo creo lo mismo que tú, de no ser así, su comportamiento sería otro. Pero lo que de verdad hace falta, a ellos no les interesa.
-pero la gente está desesperada; sufren tanto que algunos han llegado a suicidarse.
-Qué pena, con lo fácil que sería si todos vosotros fuerais por el camino correcto.
-¿Cree que todos somos culpables por igual?
-No de la misma manera, muchos no han actuado con maldad aunque se hayan equivocado; sin embargo, los que sólo se han movido por la ambición, esos no tienen escapatoria.
-Porque dice eso, es que va a ocurrir algo que les enseñe el camino.
-Desde luego, y lo van a aprender de forman que nunca lo olvidarán.
-Por favor, puede adelantarme algo.
-Lo siento, ya lo irás viendo.
El despertador empieza a sonar de una forma cruel, porque se me quedaron muchas palabras en la boca y dejé de ver al hombre y a la nave.
Florinda 

2 comentarios:

Mary dijo...

Ojala lo vallamos viendo y podamos recargar las pilas de la esperanza.

Un besazo...¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Estaré atento por si recibimos ayuda de otros planetas. Ya que al parecer, los terrestres que deben sacarnos de esta depresión, no quieren mojarse. No vaya a ser que dejen de ser tan ricos.