jueves, 14 de febrero de 2013

II RECITAL DE POESÍA EN LA BIBLIOTECA ESTEVE PALUZIE... SALA SALVADOR ALLENDE. ORGANIZADORAS: CARME Y SARAI


montecastelo.sc.gov.br
 
El día 25 de Enero del 2013, se celebró el segundo recital de poesía a cargo de Araceli Moretó. Cele López y Xelo del Valle.
Violinistas: Alba Boix y Marta Harriga.
Dirección y organización: Carme Ferrer y Sarai Carrasco


El recital fue un éxito y todos pudimos disfrutar de una tarde de poesía muy entrañable. Las violinistas nos deleitaron con unas melodías cautivadoras. 
Empezó recitando:



 Araceli Moretó.

Mi infancia lejana

Quiero describir mi infancia lejana
aquella que antaño, llenaba mis ansias
aquella que pronto, muy pronto se pasa
aquella que a todos nos queda en el alma.
Mi casa era casa de muy pocos lujos,
en un dormitorio dormíamos juntos.
Cocina pequeña, enseres, los justos,
y una silla vieja para cada uno.
Con un sólo sueldo, eso ya era mucho.
La mesa era estrecha, pequeña la sala,
si abrías la puerta, aún más se estrechaba
y si la cerrabas, el sol en verano nos achicharraba.
Pues nunca hubo un árbol, que nos cobijara.
Olor a petróleo, los inviernos crudos
la estufa de hierro, de color oscuro.
Y yo en navidades, jugando en el suelo o haciendo dibujos
que de un sólo sueldo no salen más lujos.
Detrás de la casa, junto al lavadero done ella lavaba
mi abuela, hizo un jardincillo. Las petunias blancas,
vistosos geranios, rosas encarnadas
llenaban de vida, nuestras esperanzas.
No había más lujos en aquella casa.
Yo tuve un muñeco, una bicicleta, una pala y un cubo;
un montón de arena, hasta un patinete, me compro mi abuela.
Tuve una pelota, y un trenecillo, y un reloj de cuco,
que daba las horas, con su canto absurdo.
Recuerdo que yo, viendo aquel reloj contaba los días para ser mayor. No había más lujos.
Recuerdo que yo, siendo tan pequeña ya me daba cuenta,
que de un sólo sueldo, no llegaba apenas para mis juguetes.
¡Cuánto sacrificio! Que hacía mi abuela.
Así mi niñez, fue quedando atrás, cuando una mañana
en lugar de saltar, camino al colegio, me fui caminando
ahí me di cuenta, que hacía unos días que ya no jugaba
y tiré la comba hacia la cuneta, ya no he de dar saltos,
pues ya soy mayor, y las señoritas que son educadas,
han de andar muy tiesas, y muy bien peinadas.
Y mayor me hice en una mañana. Quedó atrás la infancia,
aquella que a todos nos queda en el alma,
aquella que sin darnos cuenta, vuelve hacia nosotros.
Cuando el tiempo pasa, y añoras la comba,
tu vieja guitarra, o aquellas muñecas que tú recordabas
y quieres saltar como antes saltabas,
pero son tus piernas las que ahora no saltan.
Quedó atrás la infancia, pues no hay marcha atrás,
la vida es así, y alguna mañana veré en mi cabeza
unas mechas blancas y me daré cuenta, que soy una anciana.
Pero para eso mucho tiempo falta.
Quise ser mayor, durante mi infancia
y ahora querría, volver a ser niña, alguna mañana.

Araceli Moretó

Cele López

Tres sonetos de amor para Alber

Soneto 1

Pasó una sombra fatigada un día
y se quedó parada en mi balcón
era una sombra de desolación
que colarse en mi casa pretendía.
Era la antigua sombra del dolor
con su semblante de amarguras viejas
¡Vete! le dije a gritos y mi queja
se perdió calle abajo y ella entró.
Y está de tu color apoderada,
de nada sirven súplicas, enojos,
las sombras son así de despiadadas.
Y yo... sembrando amor en los rastrojos,
y yo... quitando espinas a brazadas
y haciéndome azul para tus ojos.

Soneto 2

No te amedranta ya su tiranía
y vas en el combate valeroso
sin concederte tregua ni reposo
cayendo y levantando cada día.
¿Por qué no atiende el cielo generoso
mis súplicas de tantas madrugadas
y destruye esta sombra que en tu almohada
martiriza tu sueño y tu reposo?
Que esta vida que tienes ya no es vida,
tu juventud de almendro a ras del suelo
por tanta y tanta lucha resentida.
Y doy voces a Dios y me revelo
para luego llorar arrepentida,
que aún estás aquí bajo su cielo.

Soneto 3

He vestido de amor la casa entera,
combato con amor su tiranía,
mientras tú valeroso me sonrías
no rendiré a su azote mi bandera.
La esperanza es mi pan de cada día,
En su horizonte busco mi sosiego,
y me crezco en tu lucha y me desplego
orgullosa de tanta valentía.
No, no quiero pensar en recaídas,
te sueño con la sangre renovada
trepando apasionado por la vida.
Y yo, de tanta pena ya curada,
bebiéndome tu risa agradecida,
también yo de la vida enamorada.

Cele López

Xelo del Valle

El odio

El odio no es bueno, a nadie debes
odiar, es malo para tus huesos y nunca
disfrutarás, corrompe tu organismo
como las olas de la mar cuando golpean
las rocas y con el paso el tiempo las
agujerearán, así estropea tu cuerpo, comienza
por la mente, se apodera de tu pensamiento,
no descansas ni de día ni de noche planeando
venganza contra ese "sujeto".
Después pasa a tu corazón y en él anida
a sus anchas y te hace creer que lo pensado
te dignifica y que mereces alavanza, tus
latidos agita, tu pulso acelera ¡y tonto de ti!
¡Estás a dos pasos de que te hiera!
¡Doctor, doctor! ¿Que me pasa?, ¡me encuentro
mal! Este te ausculta y te mira dispuesto a
recetar, debe usted calmarse, porque si no ira
a más, está como una bomba a punto de
explotar, no se estrese, calmese y piense
 que mejorará, si alimenta bien su mente
de cosas buenas, y de cómo ayudar a los demás,
su corazón por largo tiempo se lo agradecerá
si sabe perdonar.

Xelo del Valle


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