sábado, 22 de junio de 2013

CUENTOS DE ALAN... ME GUSTA MUCHO BAILAR

 
 
 
ya se ve que no les gusta comer

He pasado un fin de semana de lo más divertido, el sábado fui a una fiesta, el domingo a otra; vaya que no paramos. De lo que más me acuerdo, es de cuando bailé ese baile loco de Ganghang style, de un chino que baila como un caballo, es que tiene una música, que cuando la escucho no puedo parar de bailar, parece que mis pies se muevan solos; así que cuando paré me quedé frito.
Habíamos celebrado antes el cumpleaños de mamá, que no sé cuantos ha cumplido porque no me lo dice: estuvimos todos en casa para celebrarlo: los titos, los yayos, y nosotros claro, que ya somos una familia un poco grande, ya que somos: la Poquemita, mis papis y yo, que ya somos cuatro, que ya sé contar.
Después de comer ese día cosas ricas, y patatas y todo eso que a mí tanto me gustan vinieron los regalos para mami, que para eso era su cumpleaños. Le regalaron vestidos y cosas así y a ella le gustaron mucho: ¡Ahh!!, antes de eso comimos el pastel después de soplar las velas, que yo soplo siempre, y sólo entonces me dejaron sacar los regalos.
Después, el fin de semana siguiente fue eso de la fiesta: estaban los amigos de los papis y los míos también, y mis amigos y jugamos mucho, fue ese día cuando bailé mucho rato ese baile del chino que ve toda la gente, y la yaya dice que le parece una tontería que tenga tanto éxito.
Fue una fiesta muy divertida. Esa creo que era la del papá de Hugo y Nina.
Pero al día siguiente hubo otra fiesta en el campo donde hay un tren pequeño que ya hemos ido otras veces y fue una fiesta increíble.  Mis amigos y yo nos sentamos con una bolsa de patatas y otra de gusanitos a comerlas y nos pusimos las botas. A mí nunca me dan patatas ni gusanitos, así que cuando veo una bolsa, me lanzo para comerla. Ainhoa, Oriol, Pau, Hugo y Nina y Joel se lanzaron también.
Lo pasé muy bien jugando con Joel; cuando jugábamos a chocar y caíamos rodando era muy divertido, nos reíamos un montón y lo hacíamos más veces.
Mi amigo Joel también va a tener una Poquemita; cuando salgan las dos, la suya y la mía, iremos con ellas al parque para que aprendan a jugar en los columpios y con la pelota. Porque jugar mucho rato con las cocinitas tiene que ser muy aburrido.

Tengo un cuento nuevo de Mallorca: se llama "La Granja". 

Erase una vez una granja donde vivían unos granjeros: tenían vacas, caballos, cerdos, gallinas, pollitos y ovejas y cabras
También tractores, cosechadoras y máquinas para trabajar de color azul, y rojo y amarillo.
Los granjeros sembraban cosas para comer, como patatas, tomates, calabacines y casi todas las cosas que se comen.
Había una vaca que daba leche para hacer queso del pueblo de la Cari, que ese es el más bueno. También para llenar un botellón de leche. Otra vaca tenía terneritos pequeños y mamaban de su mamá. Hay una vaca con cuernos y dice la yaya que es un buey, pero yo digo que es otra vaca.
Las ovejas de la granja, además de dar leche, de tener hijitos y darles de mamar, también tienen lana, y cuando les crece la lana y es muy larga las esquilan, que eso es como cuando a mí me cortan el pelo. Que no me gusta nada, pero me lo cortan aunque proteste. Cuando le cortan la lana a las ovejas, la hacen como un puñado de lana, luego la pasan por una máquina y hacen un ovillo, después hacen un jersey muy bonito, que lo he visto en el cuento.
Las cabras también tienen cabritillos, y les da de mamar su mamá y son muy traviesos, hasta les gusta bailar. De las cabras no se pueden hacer jerséis, porque sólo tienen pelos tiesos. Pero también dan leche, de esa leche se puede hacer mantequilla y un botellón de leche. También se puede hacer queso del `pueblo de la Cari.
Las gallinas ponen huevos que se pueden comer, que a mí me gustan con la tortilla de espinacas. En la granja también hay un gallo que canta por la mañana temprano: ¡Quiquiriqui!!! Cuando ponen muchos huevos y los dueños de la granja ya no comen tantos, entonces a una gallina le da mucho calor, igual que cuando a mí me da fiebre y entonces se sienta encima de los huevos; pasa allí muchos días sentada encima de ellos, y un día empiezan a salir pollitos de los huevos. Cuando salen, se quedan cerca de su mamá para que ella les de comida, porque son pequeños y no saben comer solos. A veces les trae gusanitos. No sé si será como el gusanito que se tragó el gallo quirico, o será de los que me gustan a mí.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.   

Alan

2 comentarios:

Luis dijo...

Qué bueno debe estar el queso del pueblo de la Cari, y la tortilla de espinacas buenísima.
Sigue así campeón, que divertirse como lo haces es lo mejor de todo.
Muchos besitos.

Anónimo dijo...

deben estar las patatas riquísimas, parece que a tus amigos les gusta comer como a ti.
Un besote