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El sábado 9 de Noviembre hicimos una excursión a las "Casas del García", es así como se conoce el barrio coloquialmente desde su fundación, a pesar de llevar otro nombre. En la actualidad se le conoce como: "Nostra llar de Sant Oleguer". Pero está tan presente su fundador: José María García-Planas que es conocido por su nombre.
La salida fue organizada por la BIBLIOTECA ESTEVE PALUZIE de Barberá del Valles. La llevaron a cabo Carme y Saray, excepcionales, que como siempre prepararon mucha documentación para ilustrarnos.
Era un grupo selecto de personas, interesadas siempre por la cultura y la literatura, atentas siempre en descubrir cualquier rincón interesante.
Recorrimos sus calles: bonitas casas bien cuidadas todas con jardines en la parte delantera. Calles sin coches, sin ruido y con olores agradables, gracias a las diversas plantas floridas todavía a pesar de las fechas. Lo que más se destaca paseando por un barrio tan excepcional, es mucha paz. Una tranquilidad que se pierde de inmediato, sólo accediendo a la carretera que separa el silencio del ruido bullicioso. Existe como una barrera invisible que proteje a sus habitantes del extrés y la actividad frenética que impera en la ciudad de Sabadell. A pesar de vivir dentro de ella, tienen el privilegio de una calidad de vida envidiable.
-Aquí vivimos en la gloria - nos decía una señora que nos vio pasar y vino a preguntarnos que hacíamos en el barrio-. además fue un regalo de un hombre buenísimo -expuso la señora muy amable. Visitamos además de las casas la Iglesia, la piscina y el polideportivo. También las cuevas donde vivían muchas personas, que al llegar en los años de mayor emigración a la ciudad, debido a la falta de viviendas se vieron obligados a instalarse en ese lugar más que precario.
Así pues muchos pasaron de la peor precariedad a una zona residencial con todas las comodidades.
En los tiempos que estamos viviendo, descubrir a un empresario que le importaban sus trabajadores es algo muy gratificante.
José María García-Planas fue un hombre de aquellos que se recordará siempre. Un bisionario, pero sobre todo, un empresario que no sólo se ocupaba de incrementar su fortuna. Él quería que las personas que trabajaban en su empresa, vivieran en un espacio ideal, en unas viviendas dignas con una calidad de vida superior a la mayoría de los habitantes de Sabadell. Para ese fin, adquirió unos terrenos en un lugar, dentro y fuera de la ciudad. Después de los años que han transcurrido sigue siendo una zona privilegiada.
Pero no sólo se ocupó de edificar las viviendas de los trabajadores, también construyo una piscina, un polideportivo, además de las escuelas. Una Iglesia, creando además las condiciones para fomentar equipos de fútbol y ajedrez, entre otras actividades. Acudiendo dichos equipos a competiciones a otras localidades para competir: también se organizaban excursiones para conocer los rincones más bellos de Catalunya.
Muchas cosas más se recuerdan y están documentadas de un hombre, con unos valores y un respeto por la vida y las personas admirable.
Ahora por el contrario: un trabajador acude a su empresa con el ánimo de hacer bien su trabajo. Le llaman del despacho principal y ponen en su conocimiento, que recoja sus pertenencias y se marche a su casa.
Se puede asumir algo tan despreciable. Pues esto es real, es el pan nuestro de cada día. Es nunca pensar en el bien común, es una destrucción de la dignidad de las personas. Máxime cuando piensan que no encontrarán un puesto de trabajo.
Cómo podríamos no a admirar a un empresario que entendía la sociedad con respeto y una bondad inmejorable. En realidad, lo que necesita la sociedad, es precisamente esa visión de la vida y las personas. No pensar en el bien común está destruyendo nuestra sociedad.
Gracias José María García.
María
Pero no sólo se ocupó de edificar las viviendas de los trabajadores, también construyo una piscina, un polideportivo, además de las escuelas. Una Iglesia, creando además las condiciones para fomentar equipos de fútbol y ajedrez, entre otras actividades. Acudiendo dichos equipos a competiciones a otras localidades para competir: también se organizaban excursiones para conocer los rincones más bellos de Catalunya.
Muchas cosas más se recuerdan y están documentadas de un hombre, con unos valores y un respeto por la vida y las personas admirable.
Ahora por el contrario: un trabajador acude a su empresa con el ánimo de hacer bien su trabajo. Le llaman del despacho principal y ponen en su conocimiento, que recoja sus pertenencias y se marche a su casa.
Se puede asumir algo tan despreciable. Pues esto es real, es el pan nuestro de cada día. Es nunca pensar en el bien común, es una destrucción de la dignidad de las personas. Máxime cuando piensan que no encontrarán un puesto de trabajo.
Cómo podríamos no a admirar a un empresario que entendía la sociedad con respeto y una bondad inmejorable. En realidad, lo que necesita la sociedad, es precisamente esa visión de la vida y las personas. No pensar en el bien común está destruyendo nuestra sociedad.
Gracias José María García.
María
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