¡Quien fuera sol
que sale por la mañana,
para calentar las rosas
tan radiantes, tan tempranas!
¡Quien fuera luna
para velar tus sueños
bajo una noche estrellada,
que se cuentan por miles
las cosas que tú soñabas!
¡Quien fuera rosa roja
bella y temprana
para ponerla en tu corazón
llena de amor y de calma!
Quien fuera estrella
para cuidarte cuando estás triste,
y tengas penas en el alma!
Pero yo sólo tengo amor
para tus noches de sueños,
puedo llenarte de besos
para que tus tristezas tengan consuelo.
Mi vida no puedo dártela
aunque la necesitarás.
¿De qué me vale tanto quererte,
si mi cuerpo no vale nada?
Sólo puedo darte amor
si a tu corazón llegara.
Ana Parra
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