El sillón vacío en un rincón, como si esperara. Tu foto iluminando la estancia. El baúl ahora está lleno de juguetes y junto a él la algarabía de los niños que no paran de jugar. En el sillón me siento yo para que no se sienta solo. El silencio me abraza y puedo sentir nuestros latidos unirse como tantas veces.
Cuantos años mi amor, cuantos días ya de no sentir tu respiración sosegada en tu sueño.
El día está nublado y voy a visitarte. Te pondré flores blancas como me gustan a mí.
El tiempo a pasado y tú estás lejos, pero también muy cerca, tanto, que mi aliento se tiñe con tu sonrisa, igual que si mirara una flor al amanecer cuando la baña el rocío. Láminas de papel llenas de palabras balbucean al viento.
Un día me dijo una amiga, que cuando alguien no está cerca, se va extinguiendo ese cariño intenso. No le respondí, pero, qué equivocada estaba: nada se extingue. Tu figura está, no sólo en mi retina, también en el flujo de la sangre que corre por mis venas. Tu sonrisa está dentro de mí y tu amor, incólume es mi propia piel.
Nunca tuve envidia, pero ahora, la siento de esa ventana por la que tú nos miras.
Te quiero. Buenas noches mi amor.
María
El día está nublado y voy a visitarte. Te pondré flores blancas como me gustan a mí.
El tiempo a pasado y tú estás lejos, pero también muy cerca, tanto, que mi aliento se tiñe con tu sonrisa, igual que si mirara una flor al amanecer cuando la baña el rocío. Láminas de papel llenas de palabras balbucean al viento.
Un día me dijo una amiga, que cuando alguien no está cerca, se va extinguiendo ese cariño intenso. No le respondí, pero, qué equivocada estaba: nada se extingue. Tu figura está, no sólo en mi retina, también en el flujo de la sangre que corre por mis venas. Tu sonrisa está dentro de mí y tu amor, incólume es mi propia piel.
Nunca tuve envidia, pero ahora, la siento de esa ventana por la que tú nos miras.
Te quiero. Buenas noches mi amor.
María
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