Por sentir tus firmes brazos
que me envuelven y me mecen,
tus manos como la seda,
que me calman y me encienden.
¡Ay, qué diera por tenerte!
Por ser la llama encendida,
que en tu garganta se muere,
en un suspiro de dicha,
trémulo, largo y doliente.
¡Qué placer sentir tu muerte!
Pez de río tu cuerpo amado,
en la anchura de mi vientre,
por la orilla del placer,
suspiros nacen y mueren.
¡Ay, mi piel cómo te siente!
Tiembla tu voz susurrando
mientras el placer asciende
pasando por mi cintura,
por mi cuello hasta mis sienes.
¡Ay, qué grande vida mía!
¡Ay, qué grande es el quererte!
Cele Lopez
1 comentario:
En el difícil arte poético, no siempre se consigue armonizar la inspiración con el contenido racional del poema. No es el caso de Cele López, que sí lo logra, de forma sencilla y natural. Y que, por su innato buen oído, aporta en esta bella composición, rimas asonantes con reminiscencias propias de los romances lorquianos (como no podía ser de otra manera en una poeta granadina).
Enhorabuena. Ánimo y adelante.
Un abrazo
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