miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL PAJARILLO... LIBRO INÉDITO




Llego como un rayo a la plaza; hay gente sentada ante las mesas delante de la churrería, con las tazas de chocolate humeante. El humo sube formando un caracol que se eleva hacia arriba. Entonces el estómago me da un grito y se me pone agua en la boca, pero no le hago caso. Me siento triste, no sé donde ir y empiezo a dar una vuelta a la plaza. Cuando veo a Samil sentado en un escalón comiéndose un bocadillo de una barra de pan entera, mi pena casi se evapora. Samil es un compañero de la escuela, también es mi amigo. No hace mucho que llegó al pueblo, pero desde entonces somos amigos. Él es el más guapo de toda su clase, aunque mi padre dice que cómo va a ser guapo un negro, (lo dije un día en un impulso en la mesa mientras comíamos). Pero es que yo casi no lo veo negro.
Cuando me ve se pone en pie con la cara alegre y cuando sonríe, puedo ver sus dientes tan blancos, que son los más blancos que he visto nunca. Deja de masticar y me mira con una sonrisa burleta.
-Elenita ¿donde vas con esa pinta?
Ni siquiera había reparado, que con las ganas de escapar no me he lavado la cara. Me llevo la mano a la cabeza -¡Ay!, que no me he peinado.
-Pero es que además llevas el vestido al revés.
A mi esas pequeñeces en estos momentos no me importan. Aunque en realidad me gusta ir siempre arreglada y con la ropa limpia. Pero hoy lo que de verdad quiero es alejarme de mi casa. No escuchar los lamentos de Ana, sus gritos y luego escucharla llorar casi en silencio. Porque siento como si algo me apretara la garganta, es una cosa extraña que me duele.

María

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