A Sagrario Hernandez, con afecto.
Me sacia tu alegría:
esa fuente de vida que derramas
sin darte apenas cuenta,
mientras otros suspiran por cosas sin sentido.
Me embarga tu alegría
porque brota espontánea,
como la flor de invierno
sobre dormido prado sin canciones.
Me pone tu alegría
a dibujar celajes de colores,
igual que el ruiseñor en primavera.
Me empuja tu alegría
mostrándome universos
colmados de pasiones y futuros,
redimiendo tristezas insondables.
Me salva esa alegría tuya
que llega al corazón,
abriéndole sus puertas
para que vuelen, rápidos,
los besos dulcemente retenidos.
Me alegra tu alegría
por encima de todo,
sabiendo como sé cuánto dolor encierra,
porque un día quisiste
compartirla conmigo sin secretos.
Francisco Quintana
1 comentario:
Precioso poema. Pero así son todos los del poeta.
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