LO TUYO FUE COBARDÍA
Apenas con dieciséis tempranos años
de tus palabras mi vida dependía.
Tú me decías, «Nunca te haré daño»,
Y yo entonces, ingenua me lo creía.
Yo andaba descalza, confiada por la vida
segura de que tú me rescatarías.
Tú siempre con escudos, protegido
jurabas que me querías.
No te pilló la lluvia; que moja y cala
porque siempre huías a otra parte
escondiendo la cabeza bajo el ala.
De desaparecer tú hiciste un arte.
Pero al sentir el ponzoñoso arpón
que con tu impostura me lanzaste
pleno del veneno de tu sinrazón
de tu falta de madurez me liberaste.
Yo puse en el asador toda razón
para no tener que llegar a odiarte.
Rompí los cerrojos con los que me ataste
y que volara libre mi corazón,
para no tener que odiar el olvidarte.
Hoy cumple dieciséis el fruto de nuestro amor.
Y tu calor brilló por ausente.
Tiene tu parecido, los ojos azules, tu color,
tan igual a ti y a la vez tan diferente.
Él no se echa para atrás;
es sincero, va de frente.
Auri.
2 comentarios:
este bellísimo poema, mil veces repetido entre parejas que sin embargo, triste como una noche negra de tormenta. Pero este nos dice la clave para la supervivencia, para avanzar sin que el rencor nos toque. Porque el rencor destruye y nos hace infelices.
Me encanta este poema a pesar de su dureza. Como ella acostumbra, Auri siempre nos cuenta interesantes historias de una vida real.
Gracias María porque siempre estás donde hay una historia que las hay de todos colores y de todas las razones.
Publicar un comentario