La luz del cielo
Hoy te he visto
después de muchos días,
he visto tu dorada
sonrisa
y me ha alegrado
el alma.
Han sido tardes
vacías sin mirar tu cara,
han sido días
oscuros sin tu mirada.
Necesito tu luz,
la busco en cada recodo.
Tú vives siempre
en lo que toco,
arrancas la aurora
en la mañana
y meces el sueño
en la noche.
De tus ojos nace
la luz que me guía,
alimenta los
misterios que acaricio.
La vida va pasando
como una ola,
se nos lleva los
días como un rayo,
sin darnos cuenta
nos vemos ante lo inavitable.
Mirando la
decadencia obligada por la naturaleza
podemos intuir un
final.
Y entonces veo el
principio,
lo saboreo y me
adentro en el misterio.
Ahí siempre estás
tú, con la mano tendida,
con los brazos
abiertos
como la senda que
yo quiero recorrer.
María
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