EL ÚLTIMO OTOÑO

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DEL LIBRO "LAURA"

Creíamos que aquel otoño aparentemente tan normal, como tantos otros, nos permitiría acabar el año noventa y seis, tan esplendido como había comenzado.

Los árboles ya empezaban a desprenderse de algunas hojas, que se deslizaban suavemente y delicadamente se dejaban arrastras hasta donde el viento quisiera llevarlas, lejos quizás, y dejarlas allí, solitarias, alejadas de otras hojas y del árbol que en primavera les alimentó, les dio vigor, les animó a ser verdes, brillantes y a mostrarse bellas y radiantes.

Los colores languidecían en los campos y ya se había perdido el rojo de las amapolas. Algunas tardes el cielo se encapotaba y tapaba el sol con espesas nubes, como un mal presagio, como en las horas previas a una gran tormenta de grandes dimensiones. Pero aún se reflejaba en nuestra piel el sol del verano, aún podíamos escuchar las voces de nuestros amigos de la playa. seguíamos sintiendo el sol que brillaba para nosotros y estábamos dispuestos a recibir al invierno un año más y a acoger a la navidad con la alegría acostumbrada, con las luces, con los regalos...

Transcurrirían noches ante la estufa, en el sofá de nuestro hogar, con esperanzas y sueños, con la dicha de mirar aquellos ojos que siempre fueron los más bellos.

Aquel verano aprovechamos con creces cada momento. Tomamos el sol sobre la arena, junto al mar y nos bañó la brisa acariciando nuestros rostros. Tampoco desaprovechamos el puente de septiembre y antes de empezar el curso Laura y yo estuvimos en granada.

NO DEJÉIS DE VIVIR CADA OTOÑO CON INTENSIDAD, ATRAPAR LUEGO EL INVIERNO, ASÍ TENDRÉIS SABIA NUEVA EN LA PRIMAVERA Y SOPORTAREIS MEJOR EL CALOR DEL VERANO.

NO OLVIDÉIS QUE CADA MINUTO ES ÚNICO, QUE SE MARCHA COMO LAS ESTACIONES Y SÓLO QUEDA EN NUESTRO PENSAMIENTO. POR ELLO HAY QUE GRAVARLO CON MUCHO CARIÑO.

PERO UNA COSA DEBÉS HACER, GUARDAR ÚNICAMENTE LOS BUENOS RECUERDOS, LOS OTROS DESECHARLOS, NO SIRVEN PARA NADA.

María.