domingo, 3 de enero de 2010

LA AMERICANA COLOR SALMÓN



 
-Disculpe, mientras lo piensa tengo que atender a una clienta. -La dependienta se aleja de prisa para no ver siquiera la cara que habrá puesto la señora.
Se quedan solas las dos amigas y Rosaura aprovecha para intervenir con toda la delicadeza posible.
-A lo mejor te estás pasando un poco con la chica, ella sólo quiere ayudar.
-Mira, lo que me faltaba, que tú le des la razón, no te has dado cuenta de su insolencia, yo sólo quiero probarme una americana, una americana salmón, mientras que ella, erre que erre con que me pruebe esa cosa horrorosa, que si moderna, que si a mi medida, pero, ¿tan difícil es entender lo que quiero?
La voz de Ernestina puede escucharse en todo el establecimiento. Por más que su amiga intenta apaciguar los ánimos nada puede hacer.

La clienta nueva se marcha después de un rato y la dependienta se dirige de nuevo hacia las dos mujeres, camina lenta, como si deseara no llegar nunca al final. Pero de todas formas intenta mantener su mejor sonrisa.
-A ver esta señora tan guapa qué ha decidido, cómo le explicara yo, que estoy preparada para sacar el mejor partido a cada clienta: he estudiado para eso.
-Mira niñata, quieres mejor explicarme, por qué todavía no me has traído la americana que te pedí el siglo pasado para probármela, porque desde luego, si no fuera porque me gusta a rabiar, ya iba yo a estar aquí escuchándote a ti, que te voy a decir una cosa, tu dices que estás preparada para atender a las clientas, pero tu estás muy equivocada, tu no tienes ni educación ni nada, pero mira, una cosa si que tienes, poca vergüenza y eres una descarada, porque a los clientes hay que darles lo que piden, pero tu no, niñata, tu a lo tuyo. Seguro que nadie quiere comprar esos adefesios de chaquetas y me has visto y has dicho, -A esta se lo cuelo, pero tu estás muy equivocada.
A Rosaura, se le iba un color y le venía otro, y todos eran diferentes.
-Perdóneme señora, sabe que pasa, que yo pienso, que a usted no le va el color salmón, pero le va mucho más este otro que trato de enseñarle, yo sólo quiero ayudar, y si puede ser, que salga usted de aquí más guapa todavía de lo que ha llegado, cosa poco probable, porque créame, ha venido guapísima.
-Tu a mi me vas a decir que no me va el color salmón, pero si he yo tenido uno igualito, mira niña, con él enamoré a mi Faustino y figurate como me sentaba, que por la calle se quedaban los hombres parados para mirarme. -¿Te acuerdas Rosaura?
La amiga se entretenía en mirar el suéter que vestía un maniquí. El remordimiento que llevaba a cuestas hacía algunos años se estaba disipando como por arte de magia. La otra seguía.

-A ver niñata, tanto te cuesta ir al escaparate, coger esa dichosa americana para que me la pruebe de una vez. Y otra cosa te voy a decir para no quedarme con las ganas, tu te creerás muy guapa, pero yo te digo, que no te quedaría ese color mejor que a mi, porque ese es mi color, tu estarás rubia, pero salta a la vista que es de bote.


NO SE QUE PASARÁ AQUÍ, PORQUE EL AMBIENTE ESTÁ UN POCO CARGADO. YA NOS SEGUIRÁN CONTANDO


María.

1 comentario:

Mary dijo...

jajajajjaj, Maria,la niñata esta me a puesto de los nervios,pero me encanta el comportamiento de Ernestina,si es otra coge y se marcha,pero nasti de plasti,ella se quiere probar la americana y punto,y la amiguita valla tela,no sabe donde meterse...si mi mejor amiga suponiendo que estuviese haciendo el ridículo haciendo un expectaculo yo estaria de su parte hasta el final,luego ya veriamos.


Un beso Maria.