EL CAMPO NO TIENE PUERTAS

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Le quiero tanto abuela que no sabría vivir sin él.

CON ESTAS PALABRAS DEJAMOS A ANA CON SU ABUELA. SENTADA EN EL SUELO, APOYANDO LA CABEZA EN LAS RODILLAS DE LA ANCIANA QUE LE ACARIABA EL PELO CON TERNURA.

CERCA, UNA MESITA PEQUEÑA LUCÍA UN TAPETE DE ENCAJE CON DOS FLORES ENCIMA. SU OLOR IMPREGNABA LA NARIZ DE ANA.

-Cuando llego aquí ya tenía Agmal trabajo. La boda no era imprescindible para que él viniera a España. Pero nosotros estábamos viviendo nuestro cuento de hadas particular, sin que nada pudiera cambiar nuestra felicidad. Agmal no dejaba de decirme cuanto me amaba, que él lo que deseaba es que yo fuera su mujer. La boda como sabes llegó aunque tuve que romper con algunos impedimentos. Ya sabes abuela lo bonita que fue la ceremonia. Nunca había yo visto un novio tan guapo. Nuestro viaje de novios a estados unidos fue precioso y nunca podré olvidarlo.

A nuestro regreso todo siguió como antes. Nos queríamos tanto abuela, que éramos felices y comíamos perdices. Eso decían los cuentos cuando yo era pequeña ¿te acuerdas ?

La abuela sonrió.

-Pero esto no es un cuento. Un día encontré a Gloria en el metro. Me abrazó muy contenta, pero su cara, no era precisamente la alegría personificada. Salimos a la calle, mientras yo, sin poder contenerme le hablaba de mi vida perfecta. Ella me miraba con cara de preocupación. Yo intentaba pasar por alto su expresión y alejarme de ella, eso era lo que me apetecía. Pero al final Gloria dijo.

-Espera no sigas, que me cuesta mucho trabajo lo que tengo que decirte, mientras tú me bombardeas con tanta felicidad.

-¿Que ocurre Gloria?, ¿que es lo que tienes que decirme?

Mi amiga respiró profundamente, expulsó el aire, volvió a repetir la misma parafernalia y, cuando ya estaba yo a punto del infarto preguntó.

-¿Tú te acuerdas las mujeres que tenía el padre de Agmal?

-¿Y qué tiene que ver eso ahora?

-Tiene que ver y mucho. Las personas tienen sus tradiciones, sus creencias y, no es fácil de la noche a la mañana que una persona cambie y deje de creer en todo lo que antes creía, para actuar o pensar como las personas del país de acogida.

-¿Pero que quieres decir con eso?, habla porque me estás volviendo loca.

-Mira querida Ana, no debes tomártelo a mal, porque eso él no lo hace con mala intención, para él es algo normal a lo que tiene derecho.

-Pero quieres decirme de una vez, ¿que es ese algo normal que según tú debo tomarme como si fuera un café con leche?

YO IMAGINO LO QUE DE SABER LA AMIGA. ¿QUE OS PARECE A VOSOTROS?

A VER QUIEN ESTÁ MÁS CERCA DE LA VERDAD.

TENGO TANTO CALOR QUE ME ESTOY DERRITIENDO.

CUIDAROS.

María.

EL RINCÓN DEL LIBRO.