LAS AVENTURAS DE LOLA

es123f.com

Hola amigos, acabo de llegar de vacaciones y lo primero que hago es ponerme en contacto con vosotros. Si, ya se que os tengo un poco abandonados. Pero eso no quiere decir que me olvide de vosotros. Os llevo en mi cabeza como verdaderos amigos/as.

He estado de vacaciones en Venecia. Ha sido un viaje fantástico. Pero ya os aviso, que no todo lo que tengo que contaros es bueno. Pero eso es para después. Ahora retomaré la última entrada para que no os perdáis.

Recordareis que nos quedamos en un lugar que parecía encantado: la entrada, parecía de un castillo de aquellos de los cuentos, con torreones, fachada de piedra y rodeado de plantas espectaculares. La entrada, era un pasillo alfombrado y cuando entrabas a la sala se podía ver una lámpara preciosa con cientos de lágrimas que colgaban, haciendo un efecto cálido por la luz que emitía. La decoración era de lujo e impecable. Llegó un momento que me pellizqué por si es que estaba soñando. Pero no, estaba bien despierta. Estaba bailando en brazos de Fran. ¿Lo recodáis?, aquel chico que conocí en una fiesta, el que parecía tan perfecto que no podía ser de verdad.

Bailamos toda la noche. La música se encargaba de mover nuestros cuerpos, mientras yo flotaba en el aire. La vida en aquellos momentos era como un sueño y no pisaba el suelo. Ese que parece tan vulgar, pero que es necesario mantenerlo muy cerca de nuestros pies.

Antes de marcharnos nos reunimos los cuatro. Ernestina me dio dos noticias. La primera era una fantástica. Teníamos los billetes de avión para ir a Venecia. Esa ciudad que a mí me parece tan romántica, que parece creada para el amor, para pasear en góndola con una persona especial.

La segunda noticia tampoco era una tontería. Se juntaba con el ingeniero y se iba a vivir a Holanda. Desde que conocí a Ernestina, mi ritmo de vida había cambiado y siempre andaba de fiesta en fiesta. Al escuchar que se marchaba al extranjero, por un segundo, pensé que me tocaba descansar, pero enseguida me di cuenta que la echaría de menos.

Organizamos el viaje. Ella eufórica como estaba siempre desde que se decidió a dejar a su Faustino, que lo único que tenía con él era una marató de aburrimiento.

Nos encontramos en el aeropuerto y volamos juntos los cuatro rumbo a Venecia. Me enamoré de Venecia, no se si ya iba enamorada. Sus canales, las góndolas que recorren esas calles de agua meciendote como si te acunaran en un paraíso de otra galaxia. Nos deslizábamos entre las aguas en un murmullo delicioso. De algunas calles llegaba una música que transportaba y hacía soñar. Los edificios, vistos desde aquella perceptiva del balanceo parecían flotantes, mágicos, perdidos en una noche encantada, depositados por los Dioses que se encargan de la belleza.

Se me fueron los días en un soplo, dulce que llegaba de unas montañas de algodón casi venidas desde el cielo.

Solo faltaban unos minutos para despedirnos, cuando el rostro de Fran adquirió un color algo verdoso, estaba incómodo, indeciso y bastante nervioso. Después de dar muchas vueltas a las palabras, casi hasta marearme vino a decir más o menos. Que estaba casado y que no era yo la mujer de su vida. Ya está, ya lo he soltado. Dijo que al principio lo creía, pero se había dado cuente de que no.

Ya está digerido. Algunas personas son perfectas para engañar. Me doy cuenta ahora, que nuestra relación, podía ser cualquier cosa menos normal. ¿Pero que pasa?, pues que el amor es ciego y no ve lo que tiene delante de sus narices. ¿Algo bueno de todo esto?, que he aprendido algunas cosas, entre ellas que no siempre es fácil encontrar la media naranja. Que la persona ideal puede ser quien menos te esperas.

Ernestina se ha marchado feliz al país de los tulipanes. Pero antes de marcharse me ha dijo al oído, que si no resultan las cosas como ella espera, coge un avión y vuelve a España. Y a otra cosa mariposa.

Besitos Lola.

EL RINCÓN DEL LIBRO