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Lo cierto es que la Margarita abrió una mañana los ojos, se desperezó, bostezó y alargó un poco sus ramitas que perduraban escuálidas. Todavía se sentía adormecida.
Lo primero que hizo fue mirar al Roble y después de darle muchas vueltas se dirigió a él.
-Roble, a lo mejor soy muy torpe pero, a pesar de las pistas que me diste el otro día, no he sabido solucionar mis problemas.
-Vamos a ver Margarita, desde el día que hablamos, ¿qué has hecho?
-Tengo que confesar que he estado durmiendo porque estaba débil y cansada.
-Pero, ¿tu crees que esa era tu misión? Porque posiblemente era lo que necesitabas. Pero no deberías culparte por hacer lo que necesita tu naturaleza.
-La verdad Roble, creo que tenía muchas cosas por hacer: por un lado, mis raíces debían buscar minerales en la tierra para alimentarme y también agua para beber, porque nuestra ama está tan triste desde la tormenta que ya no nos riega; sólo riega la casa con sus lágrimas. Por otro lado, está lo que te conté de mi amiga el otro día.
Los Rosales comenzaron a burlarse descaradamente de la pobre Margarita.
-Está loca - decían, sin pararse a pensar que tal vez podían herir sus sentimientos.
Piensa que fue el otro día y ha pasado el Otoño y el Invierno.
HOY SÓLO UNA PEQUEÑA MUESTRA DE LO POCO COMPASIVOS QUE SOMOS A VECES. YA NOS SEGUIRÁ CONTANDO MARGARITA. TENGAMOS EN CUENTA QUE DEBE RECUPERARSE.
María
3 comentarios:
Espero que se recupere pronto y le de alguna leccion a más de una restirada.
Un beso Maria.
Descansar es muy importante.
Margarita no debe sentir pesar por dormirse, seguro que con renovadas fuerzas las cosas le van mucho mejor.
Hola a todos/as.Me alegro de volver a conectar con este blog que María hace tan agradable.
Saludos.
¿Sabeis?, este es uno de mis cuentos favoritos, tengo ganas de ver el final.
Abrazos.
Sol
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