domingo, 14 de noviembre de 2010

TE ESPERO Y NO SÉ POR QUÉ


amenito.com
 
-¿Tú tienes hijos?

-No, mi marido no ha querido nunca. A él no le gustan los niños. Dice que los dos solitos estamos mucho mejor.

Pedimos otra copa y seguimos hablando. Él tiene todo el tiempo esa sonrisa de estar contento y al cabo de una rato me contagia su alegría. Cuando ya no queda nadie en el bar, el dueño nos mira con un poco de descaro y no se preocupa de disimular.

Este hombre quiere que nos vayamos, -lo dice muerto de risa, porque la verdad es que estamos muy alegres.

-Venga, te llevo a tu casa que es muy tarde, -lo dice con la lengua enredada.

-No te preocupes si vivo cerca, ya me voy sola.

-Nunca dejaría a una dama andar sola por hay a estas horas de la noche.

Estoy un poco mareada y cuando se lo digo el se ríe.

-Yo también, pero es una sensación divina, ¿no crees?

Muevo la cabeza afirmativamente, entonces él me abraza con mucha ternura.

No sé el tiempo que hemos permanecido en el coche, pero ha sido muy bonito. He notado como si se hubiese encendido una luz.
Ahora estoy en casa. Dentro las luces están apagadas. Aunque un fino resplandor se aprecia por debajo de la puerta del despacho en una fina cuchilla.

Me acerco y la abro. El ordenador está encendido. Él, guapo como siempre incluso de perfil mira la pantalla y escribe algo. Delante de sus ojos se dibuja la silueta de una mujer. Permanezco un rato detrás de él, pero no advierte nada. Al fin, como estoy muy cansada me voy a mi cuarto. Tengo ganas de hacer algo. Cojo toda su ropa, sus trajes, sus americanas y todas sus camisas y las meto en una bolsa. Luego voy a la mesilla y saco los calzoncillos, los calcetines y las corbatas. ¡Todo al saco! Es grande. Parece que no cabe todo pero yo lo apretujo de manera que consigo meterlo todo dentro. Lo ato con una cuerda para que nada se escape y la arrastro hasta sacarlo fuera de la habitación.

Me siento en el tocador y escribo una nota que cuelgo en el picaporte.

Prohibido entrar está ocupado

P D

Si algún día tienes un momento puedes llamarme y quedamos. Podría ser para navidad.

Miro de reojo hacia el despacho. La pantalla sigue encendida. Entro en mi cuarto, me saco la ropa y sin ducharme siquiera me meto en la cama y me quedo profundamente dormida.

FIN

María

2 comentarios:

Mary dijo...

Ese cartel es perfecto,y lo de la navidad yo me lo pensaria...cuando una persona se siente sola solo necesita una palabra amable,con una es suficiente aunque venga de un extraño-

Un beso Maria.

Luis dijo...

Qué pena con lo bonito que es amarse de verdad. Ellos se lo pierden.
Saludos.
Luis