domingo, 23 de enero de 2011

LA PRISIÓN






Isidoro contempló los barrotes con indiferencia, ni se percató que en realidad estaba dentro de una prisión. Se encontraba aturdido y una sensación de mareo le impedía darse cuenta de su situación. La noche anterior había tomado unas copas con los amigos y había fumado al menos un paquete de cigarrillos. Con estas sustancias las horas se hacían más agradables.

Se acercó el compañero de celda y le miró en silencio. Éste le preguntó.

-¿por qué estás aquí? ¿qué has hecho?

-Yo no he hecho nada, cuando se me pase este mareo me voy, yo no soy un preso.

-El compañero le miró con una sonrisa burlona y se fue a su camastro.

Isidoro pensó, qué razón se le acudía a aquel chico, para pensar que él estaba prisionero, qué cosas más raras le estaban pasando aquel día.

Se levantó por la mañana, se lavo la cara y medio dormido se fue al trabajo. Experimentaba una sensación muy extraña. Por su memoria pasaban ráfagas fugaces, era un flash que cruzaba por su mente, sin que él hiciera nada de su parte. Tampoco podía retenerlo. Los barrotes se hacían visibles delante de sus ojos, incluso hubo un momento que se vio de nuevo en la celda, atrapado en una cárcel de la que no era capaz de salir.

Esa imagen era muy real y al mismo tiempo tan extravagante y absurda que no podía entender como su imaginación podía ser tan disparatada.

-¿Me estaré volviendo loco?, -podía ver a la gente circular de un lado para otro y sin embargo la sensación de permanecer tras unos barrotes aunque fuesen imaginarios le perseguía. Recordó con precisión la cara de su compañero de celda. Le había mirado con expresión burlona cuando él dijo que no estaba preso y se marcharía cuando quisiera. Podía ver su cara y percibir aquel olor a humo que desprendía.

Durante muchos días, Isidoro pensó sin poder hacer nada por evitarlo, en aquel incidente tan extraño que le había perturbado sobre manera. Pero igual que ocurre siempre con los sueños, premoniciones, fantasías o visiones, se olvidó completamente.

Pasaron los años. Su cabeza teñía ya algunas canas que le otorgaban una apariencia interesante. Tenía una esposa, un hijo y dos chicas que estudiaban en la universidad.

Cierto día sufrió un episodio y una ambulancia le llevo al hospital. Un problema respiratorio le impedía llevar aire a sus pulmones con normalidad. Por suerte llegaron a tiempo y le atendieron de inmediato.

El médico le hacía preguntas, a las que él intentaba responder a pesar de sentirse agotado.

Todo el tiempo iba pensando, ¿donde he visto yo a este hombre?, pero nada, no lograba recordar donde ni cuando había visto aquella cara.

-Pero hombre, ¿que has hecho para estar aquí?

-No he hecho nada, en cuanto me recupere me voy, yo no estoy preso.
Fue decir las últimas palabras, (sin entender porque las había formulado) y recordar al compañero que conoció detrás de los barrotes.
-Oiga doctor, ¿en que prisión cree usted que me encuentro? -ni sabía porque acababa de hacer una pregunta tan extraña.

El médico le miró como si se conociesen de toda la vida, y una sonrisa compasiva se dibujo en su boca.

-Esta prisión amigo mío, se llama NICOTINA.
María

8 comentarios:

Mary dijo...

Jo¡!Maria con este relato golpeas y fuerte,tengo que reconocer que es bueno pero ya sabes que de este tema no quiero hablar.

Un besazo AMIGA.

Saludos para todos.

María dijo...

No digas nada Mari, no es obligatorio. De todas formas te recordaré una frase que nos decían cuando eramos pequeñas. No sé si es razonable o una de aquellas frases que se inventaban para callarnos la boca.
"QUIEN BIEN TE QUERE TE HARÁ LLORAR".
Por cierto, el video que has colgado es una preciosidad. Que voz chiquilla más preciosa.
Besos para todos.
María

Mary dijo...

Como no voy a decir nada,"QUIEN BIEN TE QUIERE TE HARÁ LLORAR"...No sabes tu ná jajajaj, me das una cal y otra de arena...¿te ha gustado de verdad?,pues aunque no lo creas yo me muero de vergüenza jajajaj, pero lo que sea por un buen amigo, tú ya lo sabes,porque tu también estas en ese proyecto y tampoco te quedas atrás.

Un beso AMIGA,SI MIS LAGRIMAS SON UN BIEN TUYO HACIA MI,BIEN VENIDAS SEAN.

Olga dijo...

María¡BUENISIMO, FANTASTICO,ESTUPENDO.....PERO,QUIEN NO ANDA PRESO DE ALGUNA COSA?Ya sea sustancia,vicio,amor e.t.c.

Hechaba de menos algun relato,pero,valió la pena esperar.

Un beso para todos/as

Mary dijo...

Gracias Olga,estoy totalmente de acuerdo contigo,¿se nota que soy fumadora?

Un besazo GUAPA¡!

Mary dijo...

HEY¡!COMPAÑEROS,QUIERO COMPARTIR MI ALEGRÍA CON TODOS VOSOTROS,Y ESQUE HOY HE RECIBIDO UN CORREO DE MARÍA DICIÉNDOME QUE YA ES ABUELA,Y QUE EL BEBE Y LA MAMÁ ESTÁN FANTÁSTICOS,ESPERO QUE MARÍA PRONTO NOS PUEDA DAR MAS DETALLES.

ENHORABUENA MARÍA¡! UN BESO ENORME PARA TI Y PARA EL BEBE,Y UN ABRAZO ENORME PARA LOS PAPIS.

¡ QUE BONITA ES LA VIDA!

Olga dijo...

Mary.¡ME UNO A TU ALEGRÍA POR EL NACIMIENTO DEL BEBE! ¡Y FELICITO A LOS PAPÁS,ABUELOS Y TODA LA FAMILIA,TAMBIEN A LOS K SIGUEN ESTE BLOG.

Espero k María disfrute mucho del nieto y k sea para ella una nueva fuente de inspiracion.

Saludos para todos/as.
Olga.

Asun Aguilera dijo...

Estupendo relato,María, el tabaco es una cárcel, una dependencia que esclaviza y aveces mata. Es cierto que hay muchas cosas más que matan y esclavizan, pero una cosa no escusa la otra. espero que sirva para que alguien lo medite y deje de fumar.
Un abrazo.
Asun.