viernes, 14 de octubre de 2011

ENTRE DOS SILENCIOS.... DE R. MARIA ESTELLERR



CAPÍTULO XVII
Una buena noticia

¡Hola abuelo! Estoy muy contento, hacía tiempo que te lo quería decir, pero llevo una serie de noches que estoy muy cansado y tengo justo el tiempo de mirar a tu retrato y empezar a explicarte cosas, que ya me quedo dormido como un tronco.

Tengo una buena noticia para darte: ¡¡¡Ya sé leer y escribir mi nombre!!!
Sí, desde la última navidad que celebramos que ya sé leer y escribir mi nombre, y lo aprendí yo solo: Después de hacer un montón de tarjetas con adhesivos de colores y repasar con rotulador muchas letras seguidas escritas con lápiz, como he hecho otras veces, me fijé que al final de cada cartulina ponía TITU y esto es lo que pongo al final de cada dibujo que hago en la escuela. Entonces estuve pensando durante mucho rato y descubrí que cuando los maestros y mamá me dicen: TITU, pon TITU aquí, y yo repaso estas letras, si TITU, significa TITU, y el TITU soy yo, éste es mi nombre. Me hizo mucha ilusión, porque esto de saber leer y escribir como me llamo es muy importante. Lo he oído decir algunas veces a la yaya Rosi, porque cuando va al banco a cobrar la pensión, a veces se encuentra con personas que por no saber escribir, no saben ni poner su nombre y tienen que ensuciarse un dedo con tinta marcándolo sobre el papel. Dice la abuelita que le dan mucha pena, porque se ve que no han podido ir nunca a una escuela.

Cuando la yaya lo dijo por primera vez, me sorprendió mucho, porque yo pensaba que de pequeños todos los niños iban a la escuela y que los únicos que no aprendían eran los que como yo no estaban muy bien. Mi hermano también lo creía así y le preguntó cómo era que podía ocurrir eso. Ella le respondió que, aunque todas las personas nacen iguales, no todas tienen las misma posibilidades porque algunas no han podido ir nunca a una escuela y esta falta de oportunidades ya les ha marcado para siempre. Esto es muy triste...
Cuando lo oí, pensé que todo el tiempo que hace que voy a la escuela, en todos los maestros y especialistas que he tenido y en lo poco que me ha servido a la hora de leer y escribir. Me sentía mal, pensaba en la falta que les hacía una escuela a aquella pobre gente y que seguramente la habría aprovechado mucho mejor que yo. Desde aquel día, he procurado fijarme más cuando me enseñaban las cosas y algunas las he aprendido mejor, como los colores y las formas, pero con las letras y los números no hay manera, no los puedo entender. Claro que un día, y de esto ya hace tiempo, aprendí a contar hasta tres y me sentí muy feliz. Y estos números que ya me sé los utilizo para contar muchas cosas y creo que como que los recuerdo bien, no los olvidaré jamás.
Por culpa del autismo he vivido mucho tiempo despistado y sin hacer caso de nada, que ahora que pongo interés y quiero aprender cosas nuevas, me es imposible porque no comprendo bien lo que me explican; no puedo hacer más, no llego, yo no sé si es por esto o porque somos complicados y nos cuesta mucho retener las ideas. Y a pesar de todo esto, todavía hay alguien que sigue pensando que tengo muchas posibilidades pero que no las uso. Espero que algún día se den cuenta que conmigo no hay nada que hacer y me dejen tranquilo.
Está claro que quizá no lo tengo todo perdido, porque dicen que los autistas por mayores que seamos no tenemos límite para aprender cosas nuevas. Fíjate abuelo ¿Quién podía decir que a mis veintidós años aún podría aprender letras? Y es que esto de aprender mi nombre sin ayuda de nadie y saber lo que quiere decir es todo un adelanto. Ahora, cuando hago un dibujo o decoro una cartulina, sin que nadie me diga nada, yo ya lo firmo.
Y también cada vez entiendo más cosas que antes, que a veces no sabía de que me hablaban ni qué me decían.
Ahora ya conozco tres días de la semana, los tengo muy claros y nunca me equivoco: el sábado, porque ni voy al centro ni los papas van a trabajar y voy de compras con ellos; el domingo porque también todos hacemos fiesta pero no vamos de compras porque las tiendas están cerradas y el lunes porque vuelvo al centro; los días que vienen después hasta llegar al sábado, no los entiendo bien pero los he dejado a un lado como otras muchas cosas que no he comprendido por más que me las han querido enseñar. Todo el mundo se esfuerza y yo también lo hago, pero no es fácil, a veces resulta un poco pesado, pero sí que vale la pena hacer lo que he oído decir a papá. No debemos desanimarnos por nada, debemos tener siempre voluntad e ilusión y seguir siempre adelante.

R. Maria Esteller

ESTE ES UNO DE LOS VEINTE CAPÍTULOS QUE CONTIENE EL LIBRO. NO HE PODIDO RESISTIRME A MOSTRAROS UN CAPÍTULO ENTERO. YA PODÉIS VER QUÉ TERNURA ENCIERRA TITU, QUÉ SINCERIDAD E INOCENCIA POSEÍA UN CHICARRÓN DE DOS METROS DE ALTURA CON CARA DE ÁNGEL. SUS ABRAZOS TE TRASMITÍAN TODO EL CARIÑO DEL MUNDO.
TE QUIERO TITU.
LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO FUE DE UNA CALIDEZ EXQUISITA. CON ALGUNOS NERVIOS POR PARTE DE R. MARÍA. NO ES DE EXTRAÑAR, ESCUCHANDO A TITU EN LA BONITA VOZ DE LA ESCRITORA GEMMA SALES Y DE LA SUYA PROPIA. INTERVINO EN LA PRESENTACIÓN JOAN ROCA MIRALLES, PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓ AUTISME CATALUNYA. AMENIZANDO EL ACTO LA CONCERTISTA ROSA TOMÁS, QUE TOCABA EL ACORDEÓN COMO LOS ÁNGELES.
LA SALE ESTABA PLENA, DE TAL MANERA QUE QUEDÓ PÚBLICO SIN PODER ENTRAR.
MI ENHORABUENA A LA AUTORA.
UN FUERTE ABRAZO.

María

2 comentarios:

Mary dijo...

Es una conversación preciosa de un nieto con su abuelo, un nieto muy especial, demuestra que nunca es tarde para aprender sea cual sea la limitación de cada uno,lo importante es tener fe en uno mismo.

GRACIAS POR COMPARTIR COMO SIEMPRE CON TODOS NOSOTROS.

uN BESO.

Maria Naranjo dijo...

Para mí es un placer compartir poemas o relatos de personas interesantes.
Ya sabéis que este es vuestro rincón.
María