jueves, 19 de enero de 2012

CUENTOS DE ALAN......LOS REYES MAGOS



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No sé hasta cuando duran las fiestas, porque no paramos nunca. Aunque yo estoy súper contento. Lo de súper lo acabo de aprender y creo que quiere decir lo bien que lo paso. Tengo tantas cosas buenas que contaros que se me acumula la faena y me parece que voy con retraso. Aunque pienso que lo importante es que os vaya contando las cosas. A lo mejor algunas se me olvidan con tanto ajetreo.
Llegamos de Madrid y a los dos días más o menos mis papis se fueron a trabajar. Fue entonces cuando me enteré que mamá también se tenía que ir. Desde que era pequeño, sabía que papá se marchaba temprano y no podía verlo hasta que llegaba por la tarde; pero mamá se quedaba conmigo. Les escuché hablar y me quedé muy atento. ¡Pero esto qué es!, me dije, cómo que mamá se va también, si yo pensaba que ella no tenía que irse, pero se ve que sí. Pensé un poco en lo que había escuchado. A ver si también yo tengo que ir a trabajar! Pero no creo, porque eso tiene que ser muy difícil y cuando somos pequeños no hemos aprendido tantas cosas. Tenemos que aprender una cosa y luego otra, no podemos todas a la vez; y a trabajar creo que todavía no he aprendido, sólo conozco la palabra. No me preocupé demasiado y seguí tan tranquilo.
Cuando llegó el día en que mis papis se iban los dos, nos levantamos todos muy temprano, me subió mamá al cochecito y nos fuimos a casa de los yayos. Les dije cosas al verlos, aunque no sé si me entenderían. Estaba contento de ir con ellos en vez de ir a trabajar siendo tan pequeño. Ellos también estaban contentos. Lo primero que hicimos fue comer. La yaya me preparó una papilla grande  y me la tomé toda en el biberón que me gusta un montón; después me comí dos galletas. Cómo podéis ver la cosa iba bien. Fuimos al parque un ratito el yayo y yo solos, y después ya era la hora de la comida. ¡Pufffff!, qué bien funciona esto. Después que tenía mi barriguita llena dormí una siesta estupenda; luego jugamos un rato con todos los juguetes que tenemos, con un libro que tiene muchos cuentos y unos dibujos preciosos, imajinaos como serán de bonitos, que no me canso de mirar las hojas. Muchas veces la yaya me cuenta algún cuento, de todos, el que más me gusta es el de la cabra y los siete cabritillos. No sé si vosotros lo conocéis; pero yo cuando veo al lobo, como es malo le pego. También jugamos con los cubos que me trajeron Hugo y Nina, que creo que se están gastando porque a veces los muerdo. Luego vino mamá a buscarme y nos fuimos con papá. Yo creo que lo tenemos todo bien organizado.
Una tarde vinieron a buscarme papá y mamá: al llegar a la calle nos encontramos que había muchísimos niños que iban con sus papás. Se escuchaba música. Nos quedamos parados y al rato llegaron unas carrozas con muchas luces y paquetes por todos sitios. Mis papás me dijeron, que los señores que había subidos en las carrozas con unos trajes muy bonitos eran los Reyes Magos, que venían a traer juguetes a todos los niños que sean buenos. Yo creo que me porto bien. Otra cosa que me dijo papá, es que aunque sea bueno no tengo que pedir muchos juguetes, porque con uno para jugar hay bastante, y si se piden muchos, los Reyes a lo mejor no te traen el que más te gusta. Fue muy divertido, ni sabía donde mirar de lo emocionado que estaba. Creo que todos los niños estaban muy contentos. Parece que todos aquellos paquetes de colores que llevaban en las carrozas eran para todos los niños.
Por la noche me dormí como siempre. Os acordáis lo que os dije el otro día que me dijeron mis papis que debía portarme bien por la noche, pues ya me porto mejor y duermo solo en mi habitación.
En cuánto me desperté por la mañana, ya vi que los Reyes me habían dejado un juguete muy divertido, y eso que no había pedido nada: podía rodarlo solo y llevarlo de un lado para otro sin ayuda de nadie; así que me puse a jugar la mar de contento.
Después fuimos a casa de los yayos a ver si habían pasado los Reyes por su casa y también habían llegado allí. Los titos y mis papis, y también los titos de Canarias, en vez de mirar los juguetes, todos se pusieron a desayunar unas tortitas que tenían pinta de estar buenas y chocolate en una taza. Pensaréis que nada probé como ocurre siempre, sin embargo tengo que deciros una cosa buenísima: me dieron a probar el chocolate, muy poco desde luego, pero lo saboreé y puedo deciros, que estaba bueníiiiisimo. Me puse a pedir más, pero se hicieron los tontos como si no se enteraran, aunque yo creo que se enteraron. Espero que el año que viene me darán de comer de todo, y chocolate espero que una taza entera.
Como os decía, también allí había regalos para todos y nos divertimos mucho abriendo los paquetes. Os diré el mío que es lo que interesa: me trajeron un triciclo grande que tiene pedales y todo, por lo que cuando me subo para ir al parque, es como las bicicletas de los niños grandes. Yo no me podía imaginar que los Reyes Magos fueran tan buenos.
Después fuimos a comer a casa, y al terminar la comida, también había regalos para todos; pero a mí, ya me lo habían dado el primero en cuánto me levanté.
Hoy tengo mucho sueño como cuando era pequeño, por eso me voy a dormir.
Bona nit.
Alan 

2 comentarios:

Mary dijo...

puffff como esperaba que llegara este dia para que me lo contaras,veras como cada año lo esperaras con mas ilusión, Alan esas tortitas con chocolate tienen que estar buenisimas.

buenas noches que descanses¡¡¡

Un beso para todos¡¡

Luis dijo...

Hasta yo me alegro Alan de imaginarte con los regalos de los Reyes Magos. Espero que los disfrutes mucho. Un besito