jueves, 15 de noviembre de 2012

CUENTOS DE ALAN... SE HA ESCAPADO EL PÁJARO

 
 
 
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Cuando le íbamos a poner hoy la lechuga para comer al pájaro hemos encontrado la jaula vacía. Yo he buscado por todos los rincones del balcón y el yayo también, pero el pájaro no estaba. No quería dejar de mirar su casita, porque no me hacía a la idea que se hubiera ido solito. ¡Con lo que le cuidábamos cada día! Dice la yaya que a lo mejor ha encontrado a su mamá y se ha ido con ella, y puede estar en una casita como la nuestra. También podría estar en un nido arriba de un árbol con amigos como él. Porque a nuestro pajarillo venían a verlo cada día muchos amigos al balcón. Puede que le hayan dicho que se vaya con ellos. Nosotros miramos cada día por si vuelve para darle de comer alpiste y lechuga. Ya veremos si encuentra el camino y vuelve a su casita para que le cuidemos otra vez.
Esta semana ha sido un desastre. Ya os conté que encontramos  unos caracoles en el parque del tren, los trajimos a casa, les metimos en una casita con ventanas y les dimos comida. Estaban contentos y a veces sacaban cuernos y andaban por la casita, que yo les vi. Pues también se ha ido un caracol, y el otro se ha quedado solo. Yo le he dicho: "No te preocupes que te traeré un amigo". Al día siguiente fuimos a un sitio que dicen los yayos que es el gimnasio, pero que es un campo con árboles y se ve pasar el tren muy cerca haciendo: piii... piii... piii.... Allí hay mucha hierba y hemos buscado caracoles, eran todos pequeñitos y le hemos llevado muchos: es como si fueran hijitos. Creo que el caracol grande les cuida como una mamá y parece que todos están contentos. Espero que no se vayan, porque nosotros les cuidamos y les damos de comer.
Ahora nos hemos sentado en el sofá y vamos a contar un cuento que me gusta mucho.
Érase una vez un palacio donde vivían unos papás. Un día tuvieron una hijita y se pusieron muy contentos. Como el papá era rey y la mamá era una reina, pues la hijita cuando nació ya era una princesa. Estaban muy contentos de tener una hijita. Pero un día cuando se fue a dormir la princesa, se dieron cuenta sus papas que estaba malita, tenía fiebre y no se podía levantar de la cama. Sus papas, o sea, los reyes, se pusieron muy tristes de ver a su niña malita. El rey se fue a la ciudad y buscó a un hechicero y le pidió que fuera a ver a la princesa porque estaba malita. El hechicero cogió su bastón porque era viejecito y se puso en camino hacia palacio. Cuando llegó vio a los papas muy tristes por su niña. Cuando la vio, les dijo: "Si queréis que la princesa se ponga buena, le tiene que dar tres besitos a la luna".
El rey se fue otra vez a la ciudad y les dijo a sus habitantes que aquel que cogiera la luna para que la princesa le diera tres besitos recibiría muchos, muchos regalos. De entre todos los que habían escuchado el mensaje del rey había un chico muy valiente llamado Rafa que se propuso robar la luna para la princesa.
Se subió a una escalera muy alta y levantó mucho los brazos y decía: "No puedooo..., no puedooo...."
Entonces pensó que iría a la montaña y con un gancho que tiró para arriba, se fue sujetando a una cuerda. Cuando llegó arriba, otra vez levanto los brazos, y otra vez: "No puedoooo..."
Bajó la montaña, pero seguía dispuesto a coger la luna. Como estaba un poco cansado se sentó debajo de un árbol para pensar. Fue entonces cuando vio que la luna estaba también en un lago que había cerca y tuvo una gran idea. Se fue a su casa y volvió con un cubo; entonces se metió dentro del agua muy despacito, por si la luna estaba dormida para no despertarla y ¡la pescó!
Con el cubo a cuestas, a pasito a pasito, con la luna dentro se fue hasta palacio. En la puerta había unos guardias que estaban hablando tranquilamente. Entonces Rafa les dijo:
-¡Guardias!, decirle al rey que traigo la luna para la princesa.
-Niño, vete a molestar a otra parte.
-Como no aviséis al rey, cuando se entere que he traído la luna para la princesa y no le habéis dicho nada se enfadará mucho.
-Vale, vale, ya le avisamos- y se fueron corriendo.
Enseguida bajó la princesa y cuando vio la luna dentro del cubo, se agachó y le dio tres besitos.
Enseguida se dio cuenta que ya estaba buena. Le dio la mano a Rafa que ya era su amigo y se fueron a jugar al jardín del palacio.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
 
Parece que ya se acabó el verano, por lo menos, lo de las vacaciones, la playa y todo eso. Pero todavía nos hemos bañado en la piscina de la tita Alicia y el tito Álex. Lo he pasado de bien como si fueran vacaciones. Ha sido muy divertido: me bañaba con papá y luego entró el yayo al agua y me iba de uno a otro nadando, bueno más o menos. Me he divertido mucho. Después he regado las plantas que es una de las cosas que me gustan mucho. También lo he pasado bien porque estaban el tito Rafa y la tita Cris y he jugado mucho con ellos.
Papá se ha puesto perdido arreglando el huevo, yo le he ayudado, aunque no me he puesto tan perdido como él, pero lo hemos arreglado.
Un viernes por la noche me fui con la Bio a su casa y me quedé con ella a comer y todo. Ella y Cari me han enseñado una canción que dicen que es de navidad. Dice: "Ande  ande ande, la Mari morena, ande ande ande que es la Nochebuena".
Cuando llegué el lunes con los yayos se la canté. Dicen que ya conozco la Navidad del año pasado. Pero imagino que era tan pequeño que no me acuerdo. Aunque me dicen que tengo memoria de elefante. Tiene gracia con lo pequeño que soy.
Otro fin de semana nos fuimos papá, mamá y yo solitos a la casa del tito Rafa y la tita Cris. Los papis se fueron y me quedé con ellos. Por la noche cenamos y al rato nos fuimos a dormir.
Otro domingo fuimos a celebrar el cumpleaños de Cari en un sitio muy bonito que había hasta una fuente que me gustó un montón. Después fuimos a comer a un restaurante. Venían también mi amigo Hugo y Nina. Y también vino mi prima Érika y su mamá. A los más pequeños nos trajeron macarrones buenísimos. Los mayores comieron otra cosa, pero lo nuestro era más bueno. Estaban todas las chicas y lo pasamos muy bien..
Ahora nos vamos muchas veces a otro parque que está cerca, porque tiene un tren y a mí me gustan mucho los trenes. Nos subimos y hacemos: piii..., piii..., piii... Es muy divertido y además es en ese parque donde a veces encontramos caracoles. Así puedo llevarle a nuestro caracol un amigo.
Mi amiga Nina me ha enseñado el salto de la rana: hay que agacharse un poco y luego saltar haciendo: crac, crac, crac.
El tito Álex me ha enseñado el vuelo de la mariposa, es con las manos y los brazos moviéndolos muy rápido.
 
Bona nit
Alan
 
 

4 comentarios:

Sol dijo...

Alan, creo que algún día volverá el pájaro, suguro que no encuentra a alguien como tú para cuidarle. Un besito.
Abrazos para todos

Mary dijo...

Es curioso pero creo que todos en nuestra infancia hemos vivido esa misma experiencia y muchos de nosotros seguimos esperando su regreso.

Un besazo.

Por cierto, a todos los niños les damos macarrones en los restaurantes jajajjajajj.

Luis dijo...

Ya veo que vives aventuras cada día y también que te gustan los animales.
Tienes mucha suerte Alan.
Un besito.
Saludos

asun aguilera dijo...

¡Hola Alan! que cuentos tan bonitos te cuenta tu yaya. Lo copiaré todo para Nora, que es mi nieta, y que ya sabe leer. le va ha encantar todo esto. Nora te conoce y se pone muy feliz cada vez que te ve. Muchos besitos Para ti y para tu yaya. Saludos para todos los participantes de este bloc.
Asun