viernes, 28 de junio de 2013

LLEGÓ EL VERANO

trunoguias. wbnode.es

Ya tenemos aquí el verano, amable, calentito, un poco raro este año, eso sí, pero acude a su cita moviendo las agujas del reloj del tiempo, igual que sus hermanos: otoño, invierno y primavera. Llegan de puntillas sin hacer ruido, sin avisar si tendremos tormentas, desastres naturales, o si casi nos derretiremos bajo un sol de plomo. Comienza con un abrazo poniendo doraditos los cuerpos en la playa. Guarda los abrigos y todos van por la calle más ligeros. Regala alegría, pone un brillo especial en los ojos y la gente hace planes para las vacaciones: paisajes, amigos reunidos en una terraza con un helado en la mano, (ojala que sean los helados de "LA CREMONA" que son los más buenos de Barcelona). La cerveza y las terrazas es símbolo de buen tiempo, hasta la gente ríe más.
Pero tenemos otra cosa que no es tan agradable, el sueño también se va con la primavera. No creáis que es por el calor, ni que a mí me guste el frío. Es que cuando llega el verano, hay personas que piensan que la noche es para hablar, reír y dar voces, tranquilamente, se bajan al parque, justo el que está delante de mi casa, lleno de árboles, con una fuente preciosa, unos columpios para niños y hasta una redonda para jugar a la pelota: hay una fuente preciosa que arrulla los oídos  dejando esa sensación de frescura que tanto apetece en el verano. Pasan en el parque gran parte de la noche y después se van a dormir como benditos en sus camitas. Mientras ellos duermen, yo voy muerta de sueño y no voy a despertarlos a sus casas para que sepan lo que es no dormir.
Otro tema espinoso es la carpa, también cerquita de casa. La música no la escucho porque el espacio que nos separa es suficiente, pero no así los que se encaminan calle adelante bajo mi ventana. Su alegría es desbordante y parece que han de gritar para que todos lo sepamos. Mientras, yo intento cerrar mis ojos y aislarme del mundano ruido, pero es difícil. A veces, cuando estoy a punto de conseguir meterte en ese mundo de silencio que el sueño nos depara, entonces ya regresan de la gran fiesta, si cabe más contentos todavía. Ahí me encuentran, con los ojos doloridos de estar abiertos.
No penséis que no me gusta que los jóvenes se diviertan, ni tampoco los mayores. A mí lo que más me gusta, es ver que la gente es feliz.
Yo sólo quiero dormir por la noche.
María

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