domingo, 6 de octubre de 2013

SOY FLORORINDA... NIÑOS FELICES

 
bebesimas.com
 
Pasan los días y sigo soñando, luego me despierto y me pregunto si será real, o sencillante es mi imaginación que no se resigna a ver lo que pasa en nuestra sociedad. Es tanto el infortunio que se ha creado en miles de familias, que no sé yo si los culpables pagarán alguna vez por esa ambición desmedida que nos aboca al desastre.
Esta noche he soñado algo muy gratificante. Si bien es verdad, que no se han resuelto los problemas que nos acucian, (a pesar que mis sueños siempre van encaminados en esa labor), yo sigo esperando que ellos se hagan realidad.
Había una explanada grande, entre árboles, fuentes y plantas silvestres que llenaban de aroma el aire. Corría una brisa suave, acariciadora. Había jóvenes y pequeños: saltaban los últimos y reían y jugaban. Los mayores, que debían ser sus padres tenían la cara algo más seria. Un orador subió a un montículo desde el cual se podía ver la gran extensión.
-Amigos, compañeros todos en el infortunio, no sé si podremos solucionar de alguna manera la situación que estamos viviendo. He meditado mucho qué podemos hacer y, si de verdad debemos continuar dejando que manejen nuestras vidas de una manera inconsciente. Porque eso es lo que son todos aquellos que sólo piensan en los beneficios materiales, en sus planes partidistas, sin pensar el daño que causan, tanto a personas como al planeta mismo. Porque en el fondo, ni tan siquiera creo que puedan ser felices en esa vértice de ego, ambición y egoísmo. Ya que en el fondo todo es pasajero. Sin embargo el dolor siempre deja hueya. Aunque ellos piensen que están por encima de las cosas y no se verán afectados, pero algún día tal vez encontrarán su propio rastro.
No veo fácil la solución. Pero hoy quiero proponeros algo: muchos de nosotros estamos en paro, tal vez algunos no tengan para comer y acudan a algún banco de alimentos para seguir viviendo. A pesar de todas las injusticias que estamos viendo todos los días, os propongo que hagamos algo grande. Pretendo nada más y nada menos, que dediquemos todas nuestras fuerzas, nuestras horas a educar a los niños, pero a ser personas, en el respeto, en la ética, civismo y compañerismo. Que entiendan que cada uno de ellos es único y especial y que sus vidas sólo estarán completas cuando sean capaces de amar, de contrarestar esta locura e inconsciencia que nos devora. Que entiendan, que aunque se lo hemos puesto difícil, ellos han de cambiar la sociedad por un camino donde lo que cuente sean las personas, no las posesiones materiales. Con estas premisas y nuestro amor, la transformación sería lenta, pero radicalmente efectiva. Entonces, ellos estarán salvados aunque nosotros ya no estemos.
En ese momento un sueño sobrevino dentro de mi sueño. Pude ver unos niños con caras felices, educados, trabajadores. Nunca estaban aburridos. Era tan efusivo su comportamiento, que me deslicé del sueño, para que ninguna otra imagen pudiera perturbar mi alegría.

Florinda

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