lunes, 5 de mayo de 2014

FLORINDA VA A MERENDAR

adictamente.blogspot.com

Estoy muy contenta porque he quedado con unas amigas para merendar. Hace días que no quedo con nadie. Las prisas y los acontecimientos nos impiden hablar con las amigas, y pienso que es una cosa muy importante. Las notas musicales de la voz es algo que me llena de armonía. Luego están todas esas novedades que espero con ilusión. Mis oídos están preparados para escuchar, escuchar y escuchar. También yo tengo primicias para compartir con mis amigas. ¡Qué ilusión me hace compartir este tiempo!
Ya es la hora: me voy pronto porque no puedo esperar más. Además, me gusta ser puntual y no llegar tarde a ningún sitio. Sobre todo si son mis amigas, ellas son las que comparten mis momentos buenos, y aquellos que no lo son tanto.
Ya estoy en la cafetería, pero no han llegado. Es raro, porque también ellas son puntuales. Ya llevo un cuarto de hora y no aparecen. No he pedido nada, porque quiero esperar y no me parece de buen gusto tomarme el café antes de que lleguen.
Ya veo aparecer por lo menos a una: es Carmen que llega al parecer con mucha parsimonia. Está mirando el móvil y a la entrada ya tropieza con una chica que sale del lavabo.
Llega junto a mí y me saluda, pero la encuentro distraída.
-Qué te ocurre Carmen, y qué pasa con las demás que llegáis tarde.
-Qué susceptible estás hoy chica, ya llegarán, que todas tenemos obligaciones.
No recuerdo que nunca me hubiera hablado así. Guardo silencio porque estoy sorprendida y no sé qué decir.
Poco a poco van llegando las demás: Pili, Lorenza y Socorro. Ya todas en la mesa pedimos unos cafés y un surtido de pastas para alegrar la tarde.
Han pasado diez minutos desde que el camarero nos ha traído tan rica merienda. Pero, sorpresa, todas las novedades que yo llevaba guardadas en un rinconcito de mi cabeza siguen en el mismo lugar. Ellas por su parte no me han revelado novedad alguna. No sé qué les pasa, pero todas, todas, han sacado el móvil y mira que mirarás, están leyendo en la pequeña pantalla. Luego de leer empiezan a escribir, escribe que te escribe. Las voy mirando y si no me como todo lo que ha traído el camarero, es porque se me ha quitado la gana de comer, porque ellas, si lo hiciera ni se enterarían. Qué pena. Varias veces he intentado decirles algo interesante. Entonces alguna levanta la cabeza , pero parece que ni me escucha. Creo que están en otra dimensión. Han dejado de habitar en el mismo planeta que yo. Llevamos sólo una hora, pero tampoco importa, creo que me voy a marchar. Me gustaría hacer alguna cosa por ellas, contarles cómo me va la vida por ejemplo, pero no puedo, porque creo que están por encima de las nubes, en un espacio lejos del mundo y de las personas.
Cojo el bolso y me pongo de pie, me alejo, pero no se han enterado. Por lo menos les dejaré pagar la cuenta. Para que tengan que pensar en algo cuando llegue el camarero.

Florinda 

No hay comentarios: