mariamcon...
A mi madre, en su centenario de vida.
y a mis hermanos.
Cómo poder pagarte, madre, tanto
afán sacrificado, tanta vida
de entrega por nosotros, tanto llanto
silente restañando así tu herida...
Cómo aliviar, entonces, tu quebranto
si sólo éramos niños. Aprendida
la pérfida lección con gran espanto,
pronto fue la tragedia maldecida.
Para poner a prueba tu coraje,
cuatro ramas de un árbol desgarrado
y a la intemperie expuestas, te sirvieron.
Tus desvelos serán nuestro paisaje;
tu sencillez, el campo acrisolado.
Las rosas de tu amor ya florecieron.
Francisco Quintana.
Esperamos nuevos poemas
2 comentarios:
Precioso poema, todo un amor
Toda la gratitud hacia una madre es poca y esta es preciosa¡¡
Besos a todos¡¡¡
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