sábado, 1 de noviembre de 2014

¡Eeeh...! ¡QUE HAY COLA!

 
diarioelpueblo.com.uy                  

                                       
                                                Un uso social que está cambiando en las formas, pero no en el fondo


-¿ Quién es el último aquí?
(Antes se oía en las colas)
-¡Esa señora de ahí!

Así entraba la vecina
a entablar conversación
en la tienda de la esquina
-complicidad, discreción-.

Las colas eran humanas:
-¡Vaya frío que hace hoy!
-Yo vengo por las mañanas.
-Si tardan mucho...  me voy.

Las colas estaban vivas:
-Yo he llegado antes que usted.
-¿No decías que ya te ibas?
-A mí me guardan la vez.

En ellas se criticaba,
en ellas se maldecía.
Allí el país se "arreglaba"
 de golpe. En un solo día.

Las nuevas tecnologías
este espacio han invadido
con unas máquinas frías
que el diálogo han suprimido.

Comercios e Instituciones
dispensan un papelito
con variedad de atenciones
según el guarismo escrito.

En sus salas, las esperas
son eternas y aburridas.
Consumes horas enteras.
Tus fuerzas das por perdidas.

¡Suena un ligero pitido...!
Un dígito en la pantalla
mueve a alguien que -decidido-
va a librar dura batalla.

Vas mirando el numerito
que te indica el contador.
El tedio te tiene frito.
¡Han cerrado un mostrador!

¡Otro que se ha ido a almorzar!
Y comienza el comentario:
"Que no llego a trabajar..."
"Que vaya pifia de horario..."

Por muchas innovaciones
que nos quieran presentar,
siempre tendremos razones
para podernos quejar.

Porque nunca cambiarán
ni el papeleo aplastante,
ni ese trato que nos dan
-vejatorio e indignante-.

Cada vez más burocracia:
ir de ventana en ventana...
¡Que Dios venga a Larra en gracia
por su "Vuelva usted mañana"!

Luis Arranz 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Real como la vida misma