Ojos, los más bonitos
Ojos de miel, dulce caricia mía.
Te veo en la oscuridad del sueño,
Te escucho en el silencio de la noche
como un rumor que me acecha dulcemente.
Mis pisadas dibujadas en la arena
siguen la huella imborrable de tus pies,
de la silueta no desdibujada
de la que siempre se impregna mi piel.
Dulce silencio, dulce sueño mío
que llenas mis días con ese aliento,
ese que me embriaga, que me da la luz,
que me llena de aliento y de confianza.
Fuiste la primera cruzando el puente,
el río bajo tus pies quedó mudo,
doliente bajo la niebla de escarcha
salpicando la orilla sin esperanza.
María
1 comentario:
Esperanza, la esperanza que nunca se debe perder. Gracias por tan bonito poema.
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