AÑORADA GRANADA
Las cuerdas de una
guitarra
y casi sin darme
cuenta,
me han llevado por
las calles
de mi querida
Granada.
Cuántos años hace
ya
que me alejé de tu
vera.
y no sé por qué
motivo
y no entiendo la
razón,
de esta añoranza
que siento
dentro de mi
corazón.
¿Son tus jardines
de ensueño
cuando las rosas
hablaban,
y con todos sus
olores
la brisa nos
abrazaba?
Las cuevas del Sacromonte-,
las fuentes de mil
colores;
y aquella casa de
Lorca,
que cuando estaba
en silencio
yo escuchaba sus
estrofas.
Subiendo para la
Alhambra
por aquellos
canalillos,
bajaba el agua
trotando
con una música
clara.
delante de aquella
joya,
donde yo me embelesada
ante belleza tan
regia.
Generalife soñado-
una alameda
florida,
en tardes ya declinando
con la música del
agua-
en tan sublime
belleza
que se impregnaba
en el alma.
El patio de los
leones
me recuerda a
Boaddil,
llorando como
mujer-
sin defender como
hombre.
¿Como poder
describir
belleza
inconmensurable
con estilo nazarí?
Roba siempre el
corazón
a todos los
visitantes,
el embrujo canta y
baila
inspirando a los
poetas,
desprendiendo de
su tierra
un paraíso
escondido
de gran belleza
arrobada.
Está tu agua
encantada,
fuente de un
espejo limpio
sobre la vega
azulada.
¡Ay, mi querida
Granada
cuántos años ya
sin ti.
Sin mirar tu
catedral
ni la Torre de la
Vela,
ni viendo los jardinillos
donde yo me
embelesaba.
Todos mis
recuerdos son
como cuerdas de
guitarra,
que me evocan la
alegría
que entre sus
calles pisaba.
¡Qué hermosa eres
Granada!
Y qué amor siento
por ti,
con la alegría de
tus gentes
y el murmullo de
tus fuentes.
Aquellos inviernos
fríos
al pie de Sierra
Nevada,
y aquel porte
señorial
que las mujeres
llevaban.
Te llevo siempre
en el alma
con aquella
melodía,
brotando de tus entrañas.
Eres mi noche y mi
día.
María
2 comentarios:
Una oda a Granada reina de los afluentes múltiples y agua clara, perfumes de jardín y fortaleza embrujada. Lo pintas todo con tu poesía.Solo he estado una vez en Granada y cómo enamora salí enamorada. Dan ganas de ir para ver transcurrir el agua.
Granada es un sueño Auri: sus calles, su embrujo. De verdad que cada día siento más ganas de vivir en Granada.
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