lunes, 22 de junio de 2020

NUNCA ES TARDE... DE AURELIA GARCÍA...

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Estrenaba vestido aquel domingo
sentada en la terraza, de flores rodeada.
Esperaba un piropo, un halago
de alguien que le ofreciera una mirada,
pues se había arreglado con esmero.
Sus días y sus sueños transcurrían paralelos
sin contar con quien compartir sus cuitas.
Puso en su arreglo las esperanzas
y en aquella tarde sus anhelos
nada ocurrió; como otras tantas.
Las primaveras fueron pasando
a su ilusión nada nuevo aportaban.
Testigos de cómo se iba deteriorando
los espejos crueles, lo mostraban.
El color amarillento de la cara
que antaño era rosado
y ese pelo ya ajado
salpicado por las canas.
Para algunos era difícil de entender
el cúmulo de amor que almacenaba.
Cuando se es joven no se acierta a ver
que ella también lo fue, y hermosa,
y como pudiente rosa
rechazó a algún clavel.
El desencanto causó postrero
heridas al corazón saturado
inflamado por deseos, prisionero,
de tanto tener sin poder darlo,
de encuentros que no ocurrieron.
Esperaba en la sala de los sueños
un tren que nunca llegaba
a pesar de todo no se doblegaba
y no cejaba en su empeño.
Mas como el ser abre su puerta
en aras de la constancia
no se rindió ante avatares
y cuando el amor llegó a sus lares,
no la encontró dormida sino despierta.

Auri

1 comentario:

Maria Naranjo dijo...

Una historia que llega de un tiempo lejano. La chica que espera, que tiene que esperar. A veces no llegaba. Parece que en esta historia, según nos cuenta Auri, llegó.
Viva el amor.