"La verdadera grandeza, no necesita
la humillación del resto." Amado Nervo
Hay un llanto en el mar
—que no es del mar—,
son luciérnagas heridas
acechadas por un himno de serpientes
que parodian la muerte.
Se incluyen en la oscuridad
con el viento de una barcaza sin destino
al galope de las aguas,
jinetes de tierra amarga
abriendo puertas
al destello milagroso de un faro en la
orilla.
¡Qué colosal es el muro del océano en el
horizonte!
Vendrán cosidos de dolor,
—si vienen,
¡claro!,
si llegan—
con las manos ásperas como sarmientos
inclinándose en su miseria,
nuestra miseria.
Traerán conciencia de no ser de ningún
lugar
porque dejaron su casa cerrada
en los caminos, con sus cartas y su
dolor.
Pasarán sin el color aromático de la
vida,
remontando olas con su piel de niebla
iluminando las sombras,
arañando la corteza del agua;
una añil marítima infinitamente
desierta,
infinitamente salada para saciar la sed.
Acudirán cruzando la dignidad por
páramos de arena
para ver como los puentes arqueados
apuntalan nuestro cielo. Entrarán por
laberintos, alógenos,
para perderse en la selva del cemento:
flechas, ruido, humo, neones y más
soledad.
No quedará nada de sus barcas, nada.
(Ni de sus campos viejos astillados,
nada de su sueño de leche azucarada).
Nadie les dirá que la tierra no es
nuestra.
¡Claro!
¡Si llegan!
¡Vivos!
Y no se quedan atrás
atados a los pasos perdidos de los
muertos.
Pedro Gómez
2 comentarios:
La dureza de una realidad continuada, no deja de reflejar la belleza expresada en los versos de Pedro Gómez, un poeta que cada día demuestra su pericia, que nos refleja las cosas tal como son, con la musicalidad y la armonía que requiere cada uno de sus poemas.
Doloroso y bello poema Pedro.
Gracias, María, por ampliar la visualización de esta tragedia humana que como bien precisas es continuada, de la que todos tenemos responsabilidad y algo de culpa. Es, en estos casos, donde más justificado considero el sentir de los poetas.
Muy agradecido por tus comentarios en cuanto a mis versos y mi forma de "versar".
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