Un mar azul que te hechiza y te relaja.
Las olas, entre susurros, te adormecen
y borran de la orilla las pisadas,
de quien sueña, en tu grandeza, poseerte.
Las barquitas adornan con sus velas,
son puntos de inflexión intermitente
del plano de tus aguas apaciguadas
que esperan que la brisa las empente.
Bendita la odisea de tus aguas
que besan las costas universales
y bendito el fruto de tu vientre
que el maná de la vida nos trae.
Yo quisiera ser pez o pájaro,
alga, barco o calendario,
conquistar y tachar destinos,
buscar la paz en puertos solidarios.
Y al sumergirme en tus aguas encantadas
tus brazos calurosos que me abrazan,
se convierten impacientes en alas suaves,
hadas sugerentes, con cabelleras de agua.
Auri.
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