La mirada que ilumina
Un día, y otro día, y una semana y otra, y un mes y un año
seguido de otro, puede imponernos acaso una distancia tan, tan larga. Creo que
mi mente se negaba a admitir tal distancia. He tenido que coger un papel y un lápiz
y hacer una resta. Ahora no puedo negar los años que me parecían tan
imposibles. Es que como me siento tan cerca de ti, es como si no te hubieras
ido. Plasmando palabras, tras palabras hablándote, diciéndote buenas noches, y
buenos días y admitiendo que estás a mi lado, pienso que hemos creado un mundo
propio, particular y nuestro. Yo no excluyo a nadie más, mira que lo expongo
para todos y que puedan incorporarse. Tampoco estoy segura que pase el tiempo
igual para todos. Es que, como bien sabes, toda la familia tiene muchas cosas
que atender.
Nosotras tenemos más tiempo para hablarnos. Yo no creo que
nos hayamos anclado en el tiempo. No, solo creo que de tanto amarnos no hemos
podido vivir separadas y hemos encontrado el secreto de nuestra convivencia.
No escribiré los años, no hace falta, lo sabemos las dos,
aunque no vayamos pregonando los días sin vernos, porque no hemos dejado de
vernos, de hablarnos. Un día, alguien me dijo, que cuando no se ven las
personas, algo así como que se olvidan. Que equivocada estaba. Todas las
personas, no saben del secreto que encierra un amor inquebrantable.
Te he llevado flores, un día más me he sentado en el banco
para estar cerca de ti. Miraré con atención las cosas, por si me haces una
señal, yo estoy siempre atenta.
Buenas noches- amor.
María
No hay comentarios:
Publicar un comentario