miércoles, 30 de diciembre de 2009

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD




ADELAIDA MOVIÓ LA CABEZA PARA ALEJAR EL PENSAMIENTO QUE CONVOCABA A SU MADRE.

En cuanto fueron pronunciadas las palabras del padre todos empezaron a comer.

-¡Un momento! -dijo la madre -dejar que empiece primero nuestra invitada.
Algo intimidada por tener fijas en ella todas las miradas, Adelaida empezó a probar aquella comida rara que parecía tan apetitosa. Estaba muy sorprendida, todo lo que había en la mesa estaba tan bueno, que de no haber visto de donde procedía, habría pensado que era de uno de aquellos restaurantes caros donde les llevaban sus padres. Aunque tenía que reconocer, que casi nunca le gustaban los platos que debía comer en aquellos sitios tan elegantes.

Durante la cena nadie dijo nada, estaban disfrutando de aquellos manjares tan ricos y no había tiempo para nada más. Cuando se terminó hasta la última miga, todos respiraron profundamente.

Ahora, si a nuestra invitada le parece bien, contaré una historia y luego cantaremos villancicos.

-A mí sí me parece bien -expuso Adelaida con una
ilusión que no recordaba haber experimentado antes.

-Sí, quiero que cantemos villancicos -dijo la niña pequeña.

-Primero la historia - apuntó la madre.

El padre comenzó relatando, cómo la virgen María y san José buscaban un lugar donde pasar la noche y ella pudiera dar a luz a su hijo. Iban subidos en un burro cuando encontraron una posada. Tuvieron que quedarse en el establo, pues no tenía el posadero ninguna habitación libre. Según le había dicho un Ángel a María, aquel pequeño sería la alegría del mundo. En aquel establo había una vaca y un buey entre otros animales. Una estrella desde el cielo, guió aquella noche a los tres reyes de Oriente, porque querían entregarle al niño los presentes que cargaban en sus camellos. Eran regalos que querían hacer a aquel niño tan especial, tanto, que después de dos mil años todavía le queremos. Para celebrar su nacimiento hemos hecho hoy una comida especial. Fijaros si será importante, que a partir de la noche que él nació, se empezaron a contar los años y los siglos. Sus padres estaban muy orgullosos de él, pero no sólo ellos, todos los pastores y campesinos, supieron gracias a la estrella que guiaba a los reyes de Oriente, que algo muy importante estaba sucediendo. Entonces siguieron a aquella estrella cargados de regalos.

Adelaida permanecía con la boca muy abierta, con los oídos tan atentos, que ni una sola palabra pudiera escaparse. Iba sintiendo una emoción desconocida ante la historia más bonita que nunca había escuchado. Era tanta su atención, que le pareció ver al pequeño que nació en belén en un establo muy pobre. Que guapo debía ser aquel niño.

De vez en cuando hacía una pregunta. -¿Tenía la madre una manta pequeña para abrigar al niño?

-No llevaban ellos manta, pero los pastores le llevaron una hecha de la lana de sus ovejas que abrigaba mucho. -hizo muchas más preguntas, a las que él siempre respondía. Sus padres nunca tenían tiempo de responder a las dudas que ella tenía.

Cuando acabo la historia, sacaron una zambomba y una pandereta y todos se pusieron a cantar villancicos.

Adelaida ni se había dado cuenta, pero de pronto se vio cantando a pleno pulmón, aquellas canciones navideñas que entonaban entre todos.

El sueño rindió primero a la pequeña, luego a Natia se le cerraron los ojos y por último, el hermano mayor dejó caer la cabeza sobre la mesa. Los tres estaban completamente dormidos.

La niña levantó la cabeza y vio como unas partículas de muchos colores que danzaban en el aire y lo iluminaban todo. Entonces le preguntó al padre que parecía muy sabio, ¿qué eran aquellas lucecitas de colores que brillaban en el aire?

El hombre la miró con una sonrisa y respondió.

-Eso que estás viendo, son los colores de la ilusión.

Entonces Adelaida poniéndose de pie dijo muy contenta.

¡Ah!!!, ya se lo que es el espíritu de la navidad.

FIN
María

2 comentarios:

Mary dijo...

Mis aplausos y unas lagrimitas de ILUSIÓN...Gracias,me a parecido un cuento precioso,precioso deverdad.

Espero que sigas sorprendiendome por muchos años más.

FELIZ AÑO 2010!!!!!

Un beso enorme.

Mary.

Mary dijo...

Maria he leido tu cuento de navidad,me ha gustado muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho!!!!!!

seguire tu blog mas veces.

Muchos besitos.

Mario.