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La fuente de mi querer
en el campo florecía,
por la que siempre soñé
que nunca se secaría.
Hasta soñando fluía
la que me quitó la sed,
cada noche y cada día
y sin dejar de beber.
Yo en el campo me crié
donde lo bueno se cría,
muy pronto aprendí a querer
y a detestar la ironía.
Un maravilloso día
que en mi mente lo grabé,
conocí a una pastorcilla
y de ella me enamoré.
Primero le pregunté,
¿cómo te llamas, chiquilla?
y ella aunque con timidez,
con una expresión sencilla
me dijo, soy la Isabel;
Me dicen Isabelilla,
y, ¿cómo se llama usted?
Háblame de tú chiquilla,
Yo, para servirte, Andrés.
Y tengo dieciséis años,
¿cuántos tienes tú Isabel?
y dijo, yo ya tengo diez
y no pienses que te engaño.
Pero aquella chavalilla
que la fui viendo crecer,
corría como una ardilla
y yo parecía un corcel,
detrás de la pastorcilla.
Igual que una pesadilla
en mi corazón sentía,
cuando no la podía ver
me acostaba y no dormía.
Más de una vez me mojé
con la lluvia que caía,
pero me causó alegría
siempre que escuché llover,
una tarde que llovía,
me encontré con Isabel
y con la boca de miel,
me dijo que me quería.
Andrés Cerezo
2 comentarios:
Andres es un miembro muy destacado de Pensamiento poético de Sabadell. Gran poeta y su voz, cantando sus propias canciones es una dicha para los oídos. También es un caballero.
Mi afecto y admiración para ti Andres.
María
Que bonito, me ha encantado,un amor de juventud que marca toda la vida, PRECIOSO¡¡¡¡
Un beso y felicitaciones ¡¡¡
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