Todos los parques me gustan, unos por los columpios, otros porque tienen un tren o un puente, pero los que más me gusta, son en los que puedo hacer gimnasia.
El otro día bajé con papá al parque que hay cerca de mi casa, encontré a Oriol, un amigo mío que vino con su mamá, luego vino la Bio. A mí me habían cortado el pelo con la moto y estoy la mar de fresquito. Cuando vi a la Bio le dije, si quería probar a cortarse el pelo como yo y estaría muy fresquita. Estuvimos jugando un rato y luego volvimos a casa.
El otro día dije que no me gustaba ponerme los manguitos, pero ahora sí que me gusta: puedo ir de un lado de la piscina a otro nadando solo y llego al final. Eso es muy guai.
Un día que estuve en nuestra casa de los yayos y vino también la prima Érika: estuvimos jugando toda la tarde y por la noche, en vez de ir pronto a dormir, nos sentamos en las camas y la yaya leía un cuento. Era de un hombre que tenía la barba azul, al principio parecía bueno, pero luego iba siendo cada vez más malo. A las chicas del cuento, les decían muchachas y a los chicos muchachos. Eso a mí me hacía mucha gracia, y cuando la yaya empezaba a leer las primeras palabras yo decía: el muchacho y la muchacha; mi prima Érika tenía tanta risa que no podía parar. La yaya, se reía tanto, que reía y reía, entonces yo me reía también que hasta me tiraba para atrás de la risa. Cuando ya vi que estaban un poco cansadas de tanto reír, me fui con el yayo y le desperté, ya que él había dormido ya un rato; entonces seguí diciéndole cosas. Porque la verdad es, que a mí me gusta mucho hablar, no sé por qué, pero me gusta y no puedo parar. Al fin me quedé dormido sin darme ni cuenta.
Por la mañana, vinieron los papis a buscarme y nos fuimos a la piscina; mi prima Érika también. Yo estaba muy orgulloso de que ella se diera cuenta que ya sabía nadar... Hasta comimos en la piscina y fue un día estupendo. Por la tarde vinieron las primarias y estuvimos merendando en una cafetería cerca de casa. Yo tome un zumo y croasanes pequeñitos que están más que buenos, que no dejaría nunca de comer.
Por la noche cuando llegué a casa, creo que no cene siquiera, yo creo que me acostaron sin cenar. No lo entiendo, acostarme sin cenar pienso que es una cosa grave.
Alan
Por la mañana, vinieron los papis a buscarme y nos fuimos a la piscina; mi prima Érika también. Yo estaba muy orgulloso de que ella se diera cuenta que ya sabía nadar... Hasta comimos en la piscina y fue un día estupendo. Por la tarde vinieron las primarias y estuvimos merendando en una cafetería cerca de casa. Yo tome un zumo y croasanes pequeñitos que están más que buenos, que no dejaría nunca de comer.
Por la noche cuando llegué a casa, creo que no cene siquiera, yo creo que me acostaron sin cenar. No lo entiendo, acostarme sin cenar pienso que es una cosa grave.
Alan
1 comentario:
Si que es grave, si, cariño, mandarte a la cama sin cenar...pero es que a veces el sueño te puede!!!
Y no te preocupes, porque reservas tienes para un rato, mi niño, hehe.
Muá!
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