lunes, 19 de agosto de 2013

CUENTOS DE ALAN... ME ENCANTA IR AL PARQUE


 
 
 
laredo.es

Todos los parques me gustan, unos por los columpios, otros porque tienen un tren o un puente, pero los que más me gusta, son en los que puedo hacer gimnasia.
El otro día bajé con papá al parque que hay cerca de mi casa, encontré a Oriol, un amigo mío que vino con su mamá, luego vino la Bio. A mí me habían cortado el pelo con la moto y estoy la mar de fresquito. Cuando vi a la Bio le dije, si quería probar a cortarse el pelo como yo y estaría muy fresquita. Estuvimos jugando un rato y luego volvimos a casa.
El otro día dije que no me gustaba ponerme los manguitos, pero ahora sí que me gusta: puedo ir de un lado de la piscina a otro nadando solo y llego al final. Eso es muy guai.
Un día que estuve en nuestra casa de los yayos y vino también la prima Érika: estuvimos jugando toda la tarde y por la noche, en vez de ir pronto a dormir, nos sentamos en las camas y la yaya leía un cuento. Era de un hombre que tenía la barba azul, al principio parecía bueno, pero luego iba siendo cada vez más malo. A las chicas del cuento, les decían muchachas y a los chicos muchachos. Eso a mí me hacía mucha gracia, y cuando la yaya empezaba a leer las primeras palabras yo decía: el muchacho y la muchacha; mi prima Érika tenía tanta risa que no podía parar. La yaya, se reía tanto, que reía y reía, entonces yo me reía también que hasta me tiraba para atrás de la risa. Cuando ya vi que estaban un poco cansadas de tanto reír, me fui con el yayo y le desperté, ya que él había dormido ya un rato; entonces seguí diciéndole cosas. Porque la verdad es, que a mí me gusta mucho hablar, no sé por qué, pero me gusta y no puedo parar. Al fin me quedé dormido sin darme ni cuenta.
Por la mañana, vinieron los papis a buscarme y nos fuimos a la piscina; mi prima Érika también. Yo estaba muy orgulloso de que ella se diera cuenta que ya sabía nadar... Hasta comimos en la piscina y fue un día estupendo. Por la tarde vinieron las primarias y estuvimos merendando en una cafetería cerca de casa. Yo tome un zumo y croasanes pequeñitos que están más que buenos, que no dejaría nunca de comer.
Por la noche cuando llegué a casa, creo que no cene siquiera, yo creo que me acostaron sin cenar. No lo entiendo, acostarme sin cenar pienso que es una cosa grave.
Alan 

1 comentario:

Esther dijo...

Si que es grave, si, cariño, mandarte a la cama sin cenar...pero es que a veces el sueño te puede!!!
Y no te preocupes, porque reservas tienes para un rato, mi niño, hehe.
Muá!