domingo, 6 de julio de 2014

MI PASTORCILLA... DE ANDRÉS CEREZO

      

mi-pinac

         I
La fuente de mi querer
en el campo florecía,
por la que siempre soñé
que nunca se secaría.

Hasta soñando fluía
la que me quitó la sed,
cada noche y cada día
y sin dejar de beber.

Yo en el campo me crié
donde lo bueno se cría,
muy pronto aprendí a querer
y a detestar la ironía.

Un maravilloso día
que en mi mente lo grabé,
conocí a una pastorcilla
y de ella me enamoré.

Primero le pregunté,
¿cómo te llamas chiquilla?
y ella aunque con timidez,
con una expresión sencilla
me dijo, soy la Isabel;
me dicen Isabelilla,
y ¿cómo se llama usted?
Háblame de tú chiquilla,
yo, para servirte, Andrés.

Y tengo dieciséis años,
¿cuántos tienes tú Isabel?
y dijo, yo ya tengo diez
y no pienses que te engaño.

Pero aquella chavalilla
que la fui viendo crecer,
corría como una ardilla
y yo parecía un corcel,
detrás de la pastorcilla.

Igual que una pesadilla
en mi corazón sentía,
cuando no la podía ver
me acostaba y no dormía.

Así pasaron los días
hasta que por fin logré,
el amor que perseguía
que jamás olvidaré.

Más de una vez me mojé
con la lluvia que caía,
pero me causó alegría
siempre que escuché llover.

Una tarde que llovía,
me encontré con Isabel
y con la boca de miel,
me dijo que me quería.

Andrés Cerezo Alonso

No hay comentarios: