miércoles, 18 de noviembre de 2015

SOY EL AVE QUE CRUZA LOS VIENTOS



abc.es

Vuelo raudo surcando el espacio. Mis alas me elevan porque son ligeras como un soplo de viento. Me cruzo con otros pajarillos y sus ojos están alegres.
Soy feliz, nada me preocupa, si por algún percance pierdo el nido, busco otra rama y me fabrico un nido nuevo. Los árboles nos acogen siempre y, siempre están tranquilos; sus raíces procuran humedad para vigorizar sus ramas, crecer y mantenerse sanos y serenos.
Los hombres son otra cosa. Cuando me acerco a ellos y puedo verlos de cerca, muchos de ellos tienen los ojos tristes. No tienen el brillo que nosotros tenemos del bosque, ni la paz de vivir tranquilos en nuestra rama, en sus ojos se ve la incertidumbre; van casi siempre de prisa y no pueden ver el paisaje.
Pero a veces es peor, unos hombres llevan armas y matan a otros hombres. No puedo entender por qué, no sé el motivo de no poder estar en su nido tranquilos y mirar el paisaje. Cuando ocurre esto, los veo muertos en el suelo y los otros llorando, tristes y con mucha pena. ¡Qué raros son los hombres!
También hay un sitio muy grande lleno de barracas y allí están hombres mujeres y niños. Creo que se han escapado de los sitios donde los otros tienen armas para matar. Pero allí tampoco son felices porque los veo tristes. Parece que no pueden trabajar, ni salir de allí, tienen una vida rara, como si estuvieran en la cárcel. Y en este mundo tan bonito que tenemos siempre es así.

¡QUÉ RAROS SON LOS HOMBRES!
María 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta el pajarillo lo ve

Anónimo dijo...

Humanos, qué animales tan extraños