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Para mi amigo teyo Prado
Entre brumas: montañas y rebaño,
y lenta trashumancia y su trasiego.
Y por consuelo, al frágil desengaño,
los cuentos de la abuela junto al fuego.
Qué callado el mastín, año tras año,
igual que el bronco aullido sin sosiego.
Y la herida creciendo, en surco extraño,
para arrasar profundamente luego.
Por qué este ir y venir de la alegría
a la nostalgia siempre. Qué cadena
invisible se tensa desde dentro,
desarbolando toda la armonía,
mientras luchan sin tregua, gozo y pena,
en un insoportable desencuentro.
Francisco Quintana.
2 comentarios:
Qué felicidad para los niños, escuchar los cuentos de abuela junto al fuego.
Gracias Quintana
Precioso poema. Gracias por compartir.
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