Mi reflejo en una hoja de papel
Es esquivo a veces el papel en blanco,
parece hostil, no permite que las palabras
fluyan, que vuelen como mariposas.
Me desespero, llamo al duende, porque
deseo escribir un bello poema. Quiero
acercarme a ti. Ya sé que esto se me niega,
que la razón lo repite una y otra vez.
Busco entonces palabras, las más bonitas.
Pero el duende me abandona, se va, no sé
¿por qué? Espero, le llamo y me es esquivo.
Sigo esperando. De pronto, un milagro, parece
que se acerca, que no me huye y me regala
unas palabras para hablarte desde el papel.
Te miro desde el fondo de mí. Veo tu ausencia,
esa que duele, que acecha, pero es lo que tengo.
Te tengo a ti, pero dentro del corazón,
enredada en mi alma y dentro de todos mis sentidos.
¿Sabes cuánto te amo?, eres el aire que respiro,
eres la luz, la pena y la alegría, eres todo
y llenas mi mundo. Pero sé, que no te tengo.
María
1 comentario:
La verdad, es que este poema llega al alma.
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