Inconscientes son los hombres,
ni se paran a pensar,
por qué dejan de ser libres
cuando empiezan a abusar.
Las mentes están cerradas
sin ningún remordimiento,
las gentes casi arruinadas
por un estúpido invento.
Piensan que son especiales
sin ton ni son ni argumento.
Imbéciles a raudales
ni saben qué es sentimiento.
No nos ponemos de acuerdo
aunque parezca sencillo,
y al final acaba lerdo
el que sigue el estribillo.
María
1 comentario:
Un buen poema que deja entrever los fallos humanos. Y bien explicado
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